El columpio (Fragonard)

Se cuenta que inicialmente el encargo era para otro pintor ahora poco conocido, Gabriel François Doyen, pero este lo rechazó por su atrevimiento.

El marido queda relegado a la sombra, mientras que el joven (amante de la mujer) luce en primer plano, entre los arbustos y flores.

Dicha figura esconde una pista: pide silencio con un dedo en sus labios, lo que alude al secreto.

El impulso del movimiento ascendente la lleva a levantar la pierna izquierda, y su zapato sale volando.

[2]​ Se ha captado el momento del máximo balanceo del columpio, pues un instante después este volverá hacia atrás, hacia el hombre de mayor edad, representando así «un segundo de arrebatamiento erótico, tan voluptuoso y frágil como el Rococó mismo».

Copia de El columpio del museo Lambinet.