En su mayoría el rock es cantado en español aunque algunas bandas o grupos utilizan otros idiomas según sus influencias.
[1] En 1957 comenzó el programa radial llamado «El traga diez de los éxitos» producido y dirigido por quien es considerado pionero en difundir el rock and roll en el país, Eduardo Morell.
Por otra parte, Oswaldo Yepes continúa abriendo camino al rock cuando lanza el programa radial «Marcador musical» que en poco tiempo sería reconocido por la juventud venezolana.
Morell y Yépez son quienes imponen por primera vez en Venezuela la figura de disc jockey.
Para 1964 se hacen sentir en Caracas varios grupos pero son Los Supersónicos quienes logran llamar la atención principalmente por realizar conciertos callejeros.
Sin embargo, de esa era quedan registros discográficos destacados en los que la experimentación y fusión fueron los principales elementos diferenciadores.
Bandas como Caramelos de Cianuro, Dermis Tatú, Culto Oculto, La Puta Eléctrica, La Muy Bestia Pop, El Rastro, La Nave y Claroscuro.
Gran parte del movimiento musical venezolano, en general, también se vio influido por bandas como Los Amigos Invisibles.
Nuevos sellos disqueros privados, independientes, apoyaron el talento nacional de algunos artistas con Eventos y Editar música.
Aparecieron grupos como Viniloversus, Tomates Fritos, Candy 66, Los Pixel, Levítico, Luz Verde, Los Mentas, Sin dirección, The Asbestos, Los Telecaster, Los Paranoias, Domingo en llamas y Todosantos, entre muchos otros.
En esa década se dieron pasos internacionales de mucha relevancia para el desarrollo del género, colocando participaciones en MTV, enviando bandas a festivales internacionales importantes como Rock al Parque, Festival Viva Voz, Vive Latino y otros.
Popularizado por el comentarista Rufi Guerrero en su sitio web Oídos Sucios a inicios de los 2000, este concepto ya existía desde los primeros días del rock en Venezuela cuando se percibían diferencias sociales entre las bandas y su audiencia.
El sifri-rock se distanció del mainstream al centrarse en sonidos globales, destacándose en el panorama musical venezolano, que predominantemente presentaba ritmos tropicales como la salsa, el merengue o la cumbia.
Estas bandas extendieron la tradición de hacer música accesible para sectores privilegiados, reforzando la asociación del sifri-rock con una identidad cultural elitista.
El sifri-rock refleja cómo las desigualdades sociales en Venezuela influyeron en el acceso y desarrollo de la música rock.
Históricamente criticado por su desconexión con los sectores populares, el sifri-rock ha evolucionado para incluir temáticas más universales y diversificar su audiencia.
Recientemente, la diáspora venezolana ha permitido que muchas de estas bandas amplíen su alcance y exploren nuevos sonidos, redefiniendo parcialmente la percepción del sifri-rock como un fenómeno exclusivamente elitista.