Robert D'Onston Stephenson
Asimismo, adujo que luego de su experiencia castrense se dedicó con sumo éxito a las prácticas esotéricas.D'Onston estuvo obsesionado con los sangrientos desmanes de Whitechapel y con obtener la recompensa económica ofrecida a quienes aportasen información eficaz para aprehender al feroz ejecutor.Su acusación resultó desechada por la policía la cual, sin embargo, se mostró benévola con el denunciante, pues entendieron que aquel hombre tan sólo constituía un extravagante inofensivo.[4][5] Varios contemporáneos de este individuo recelaron que pudiera haber sido Jack el Destripador.Esta nueva denuncia fue desestimada por la policía, pues también aquí el acusador aparecía desacreditado, y lo tomaron a broma.[10] Por cierto, tales conjeturas no devienen contempladas seriamente por los especialistas en la historia de estos crímenes victorianos.