[2] En el altar, el sacerdote bendice el pan y el vino con las oraciones apropiadas, coloca el pan en la patena y vierte el vino con un poco de agua en el cáliz, el cual se coloca en una caja de madera llamada arca.
Este era en la antigüedad el comienzo de la liturgia y la única parte a la que podían asistir los catecúmenos.
Se inicia con un rito penitencial en el que primero el sacerdote reza en voz inaudible a Cristo por el perdón de los pecados (la Absolución al Hijo) y luego todos los participantes se arrodillan frente al altar; quien preside la celebración, o el obispo si está presente, reza una oración.
Comienza con la oración del velo,[6] en la que el sacerdote ofrece el sacrificio litúrgico a Dios.
A esta oración le siguen las letanías largas, donde todos oran por la paz, por la jerarquía eclesiástica y por la congregación.
A continuación, sigue el beso de la paz, durante el cual los fieles cantan el himno Aspasmos Adam, según el tiempo del calendario litúrgico.
Las intercesiones son más breves y sólo se nombra a María entre los santos.
Sigue la fracción del Cordero, durante la cual el sacerdote dice una oración que varía según el calendario copto.
Toda la congregación se pone de pie y reza con las manos abiertas el Padrenuestro.
El sacerdote hace una segunda consignación y pone suavemente el ispakidon en el cáliz,[10] luego recita en voz alta una confesión de fe.