Cáliz (recipiente)

El cáliz o cálice (del latín calix)[1]​ es el vaso en el que el sacerdote católico consagra el vino en la eucaristía.

Los cálices para el servicio del altar se clasifican en tres tipos: Las dos últimas clases no se distinguían de la primera más que por su tamaño y quizás por su menor riqueza, pero dejaron de usarse en el siglo XIII.

Pero ya a mediados del siglo IX el papa León IV prohibió los de madera, plomo y vidrio, bastante raros ya desde el siglo VII, y a principios del XIII se suprimieron todos los que no tuvieran la copa de oro, plata o estaño, quedando también excluido este último metal en la época moderna.

Desde el siglo X al XIII tomó la copa de los cálices una forma semiesférica, la cual se une a un estrecho pie, mediante un tallo corto (pues antes no tenían los cálices tallo, sino un simple nudo entre el pie y la copa) y un nudo grueso.

El tipo de cáliz ojival (que se estila hasta ya entrado el siglo XVI) ofrece la copa más o menos cónica y de menor capacidad que antes (a menudo, reforzada por una subcopa) un tallo esbelto con su nudo prismático y un pie proporcionado a la copa, siempre anguloso o lobulado.

Cáliz