Muchas de esas reformas tardaron décadas en ser establecidas y otras aún permanecen como objetivos a alcanzar.
[1][2] Desde un inicio la Reforma Universitaria se percibió a sí misma como un movimiento político-pedagógico permanente, de vocación latinoamericana y antiimperialista.
Dio origen a una amplia tendencia del activismo estudiantil, aún existente, integrada por agrupaciones de diversas vertientes ideológicas, que se definen como reformistas.
Simultáneamente con la hegemonía mundial lograda por el Imperio Británico luego de la segunda guerra del Opio (1856-1860), Argentina se organizó económicamente para producir en las pampas los alimentos (carne y cereales) que precisaba la enorme clase obrera formada en las urbes industriales inglesas.
El descontento social también se extendía entre los pequeños propietarios y arrendatarios rurales, afectados por los grandes latifundistas, que en 1912 protagonizaron un levantamiento general conocido como Grito de Alcorta.
[18] El segundo instaló la idea de que la universidad debía ser gobernada por todos los profesores con cierta representación estudiantil, así como la autonomía científica y financiera.
Fue Ramón J. Cárcano, lúcido exponente del régimen conservador y de sus limitaciones, quien sostuvo por entonces que "la Universidad es una corporación cerrada".
[27] El 13 de marzo el Comité Pro Reforma declaró la huelga general estudiantil a partir del 1 de abril, firmada por catorce delegados: Ernesto Garzón, Horacio Valdés, Gumersindo Sayago, Ismael Bordabehere, Jorge H. Basante, Alfredo Brandán Caraffa, Luis A. Argüello, Pedro Gordillo, Antonio Medina Allende, Natalio Saibene, C. Artasa Rodríguez, Roberto Ahumada, Luis Colombo y Manuel J.
Con respecto al gobierno de las facultades, proponía suprimir las academias y crear "consejos directivos" elegidos por el profesorado.
El Manifiesto está dedicado a explicar a la opinión pública las causas profundas y morales de la revuelta y la irrupción estudiantil en el salón en que se estaba realizando la elección de rector, para evitar así que se consume.
[19] El 17 de julio la FUC envió una nota al presidente Yrigoyen solicitándole nueva intervención a la universidad cordobesa.
Pero esa misma tarde el presidente Yrigoyen encomendó al Ejército desalojar la universidad y detener a los ocupantes.
[42] Un año después, Yrigoyen recurrió también al Ejército para reprimir la protesta obrera conocida como la Semana Trágica, causando una masacre, que se volvería a repetir en las huelgas patagónicas de 1922.
Entre los modelos universitarios que se propusieron entonces, se destacó el de José Nicolás Matienzo —que en 1918 sería designado primer interventor en la Universidad de Córdoba—, quien publicó un artículo titulado "La Reforma Universitaria", defendiendo una universidad con amplia autonomía, gobernada por los profesores y con facultades plenas para aprobar sus propios estatutos sin intervención del Poder Ejecutivo ni del Congreso Nacional.
[80] Por entonces la Federación Universitaria Argentina (FUA) había pasado a ser presidida por el platense Julio V. González, uno de los ideólogos del movimiento.
[84] La provincia de Buenos Aires estaba gobernada en ese momento por el radical José Camilo Crotto quien, preocupado por la masacre obrera de la Semana Trágica del año anterior, creía que el movimiento estudiantil estaba dirigido por anarquistas que preparaban una insurrección similar, razón por la cual Crotto ordena a la policía vigilar a los estudiantes y reprimirlos con energía.
Las confrontaciones cotidianas entre estudiantes huelguistas y rompehuelgas, aumentaron peligrosamente cuando el Consejo Superior dispuso que se tomaran exámenes en plena huelga.
[93] En 1958/1959 el movimiento estudiantil protagonizó la lucha conocida como "Laica o libre" contra la creación de universidades privadas, que resultó derrotada.
Cuando el Movimiento Reformista estalló en Córdoba en 1918, los vasos comunicantes creados por estudiantes e intelectuales latinoamericanos permitieron que sus postulados corrieran como reguero por toda América Latina.
[110] Pocos días después llegó a Lima el diputado socialista argentino Alfredo Palacios, quien tuvo un enorme impacto en la juventud peruana difundiendo la Reforma Universitaria.
Dos años después, en 1930 se inició una Segunda Reforma Universitaria, bajo el impulso de la FEP, dirigida en ese momento por Tomás Escajadillo.
[115] Ese mismo año se funda la Federación Estudiantil Universitaria, liderada por Julio Antonio Mella, quien le dio una fuerte impronta socialista al movimiento.
Al asumir dinamizó la reforma de los estatutos universitarios que venían siendo examinados y en 1958 envió a la Asamblea General un nuevo proyecto.
[129] Durante la dictadura se realizó una huelga en la Facultad de Veterinaria que duró 43 días y finalizó con la victoria estudiantil.
[146] Debido a que por entonces la Federación Universitaria Paraguaya (FUP) no enarbolaba las ideas reformistas, Creydt, Obdulio Barthe, Buzó Gómez y Campos Cervera lideraron en 1927 una escisión que fundó la Federación de Estudiantes del Paraguay (FEP), con el fin de impulsar la reforma universitaria.
[145] Demorado dos años en el Congreso y ya bajo la presidencia del liberal José Patricio Guggiari (1928-1932), fue aprobada en junio de 1929 la Ley N.º 1048, consagrando los principios reformistas propuestos por los estudiantes, aunque con la autonomía universitaria atenuada.
Como en toda América Latina, la Reforma Universitaria en Venezuela dependió de las dinámicas políticas, especialmente las dictaduras militares, que la reprimieron y limitaron.
[190] Pero, como sucedió en toda América Latina durante la Guerra Fría, la incipiente democracia que permitió surgir la caída de la dictadura trujillista no pudo consolidarse.
Los estudiantes fueron ametrallado por las "Fuerzas Interamericanas de Paz", asesinando a Antonio Santos Méndez, Miguel Tolentino y Amelia Ricart Carventi.
El jurista Carlos Cossio, superó la filosofía del derecho de Kelsen, vinculando la norma a la realidad social.