El estímulo gubernamental al realismo socialista en la Unión Soviética no impidió que se promovieran obras, autores y géneros del siglo XIX ajenos a dicha corriente y enraizados en la tradición rusa, lo que favoreció un destacado desempeño de intérpretes de música académica y ballet, entre otras manifestaciones artísticas.La Unión Soviética exportó el realismo socialista a casi todos los demás estados socialistas, donde la doctrina fue cobrando vigencia con diversos grados de rigor, convirtiéndose en la forma predominante de arte en dichos países durante unos cincuenta años.Actualmente el único país donde se impone esta corriente estética es Corea del Norte.La misma situación se observa en la Escuela Nacionalista de Música en México donde sobresalen obras de Carlos Chávez, José Pablo Moncayo, Blas Galindo y Salvador Contreras y otros compositores que escribieron obras para apoyar tal tendencia estética utilizando elementos supuestamente folclóricos.En otras palabras, su objetivo es educar al pueblo en las miras y significado del socialismo.El término "Realismo" se refiere a la intención de describir al trabajador como se supone que es en realidad, portando sus herramientas, inmerso en su actividad cotidiana, o manifestando su apoyo al régimen.Con esto, el realismo socialista se distancia del arte aristocrático producido bajo los zares durante los siglos anteriores, pero se entronca con la tendencia decimonónica a representar la vida social del pueblo común.Parte del esquema del "realismo socialista" era, con mayor frecuencia con el paso de los años, mostrar al proletariado en escenas afables y que inspiren simpatía, así los pintores representan campesinos alegres y musculosos, trabajadores de fábricas y granjas colectivas concentrados en su labor, maquinaria, descartando imágenes asociadas a emociones "negativas (cansancio, tedio, penurias); durante el estalinismo también producían numerosos retratos heroicos de Stalin así como imágenes heroicas de soldados y marineros.Los paisajes industriales y agrícolas que exhibían los logros de la economía soviética eran temas muy comunes en pintura y escultura, dejando de lado temas más "íntimos" o "personales", dando preferencia siempre al sentimiento colectivo.Se esperaba que los novelistas escribieran historias concordantes con la doctrina marxista del materialismo dialéctico, exaltando las luchas del proletariado, su esfuerzo y dedicación al trabajo, evitando retratar situaciones reales pero "subjetivas" que no eran bien vistas por el régimen (alcoholismo, depresión, dilemas personales).En 1937 compuso su Quinta Sinfonía en re menor opus 47, que subtituló Respuesta de un compositor soviético a una crítica justa.Asimismo, en 1938, se publicó un famoso manifiesto: Manifiesto por un arte revolucionario independiente, firmado por André Breton y el pintor Diego Rivera, en el cual se hace una crítica radical al arte "soviético".Tras cada censura, tenían que retractarse públicamente y componer una nueva obra a gusto del gobierno de Stalin, para ser restituidos.