Lady Macbeth del distrito de Mtsensk (título original en ruso, Леди Макбет Мценского уезда transliterado, Ledi Mákbet Mtsénskogo Uyezda Op.
El libreto en ruso fue escrito por Shostakóvich y Aleksandr Preis, inspirándose en la famosa historia homónima de Nikolái Leskov.
Shostakóvich dedicó esta obra, que dura dos horas y media, a su primera esposa, la física Nina Varzar.
El relato de Leskov en el que se inspiró tenía a su vez como fuente otro hecho: una mujer había asesinado de manera atroz a su suegro para obtener la herencia.
Leskov había enriquecido esta intriga rodeando a los protagonistas de otros personajes, como Serguéi y Fiódor.
Se especula que el comentario, anónimo, podría reproducir las palabras del mismo Stalin, y después de su publicación la ópera no volvió a ser representada en veintiséis años.
Presentaba dos nuevos entreactos, una gran revisión del Acto I escena 3, y otros cambios menores.
La historia transcurre en una pequeña ciudad rusa de provincias, a mediados del siglo XIX.
Katerina es una asesina, pero para el compositor pareciera que no se trata de un ser humano perdido.
Escena 2: el patio de los Izmáilov Serguéi es tan apasionado y fogoso como Katerina.
Dice que ella tuvo un tropezón y Serguéi está intentando ayudarla, cayéndose también.
Cuando ella va a cerrar la puerta él sigue intentando seducirla recordándole su forcejeo antes ese día.
Llega el sacerdote, llamado por el turno matinal de los trabajadores que encontraron a Borís agonizando: en vano Borís intenta decirle que fue envenenado y cae muerto señalando a Katerina.
Entonces Serguéi se duerme; Katerina es entonces atormentada por el fantasma de Borís y no puede dormir.
El borrachín, horrorizado, sale de la bodega gritando y llama a la policía.
La amante soborna continuamente a los centinelas para poder estar cerca de Serguéi, hasta quedar totalmente arruinada.
Después de que ella se marche, Serguéi intenta seducir a otra convicta, la atractiva Sonietka.
Serguéi, cínicamente, le pide a Katerina sus medias de lana pues dice tener frío.
Katerina, a pesar de estar medio congelada y enferma, se las entrega gustosa.
Una crítica de la obra se centraba en su contenido sexual, particularmente en la manera en que la acción está representada por la música.
Una crítica de 1935 en el New York Sun, la llamó «pornofonía», refiriéndose a la morbosa música descriptiva en las escenas sexuales.
Stravinski describió la ópera como «lamentablemente provinciana», considerando que el retrato musical es primitivamente realista.