Después del triunfo bolchevique, se estableció en Moscú, donde comenzó su carrera como escritor.
La publicación en cuatro entregas de El Don apacible (1940), que consiguió el Premio Stalin en 1941, así como el Lenin en 1964 y el Nobel en 1965 (supuestamente porque la Academia sueca quiso congraciarse con el estado soviético tras el escándalo que supuso para la URSS la concesión del premio Nobel a Borís Pasternak), lo llevó a convertirse en el escritor más influyente de la Unión Soviética.
[3] Ocupó diversos cargos militares, administrativos y políticos, llegando a ser elegido delegado durante medio siglo en el Soviet Supremo, vicepresidente de la Unión de Escritores Soviéticos, a cuya presidencia perteneció desde su fundación en 1934, e incondicionalmente fiel al Estado como perseguidor de escritores Pasternak, Solzhenitsyn o Siniavski.
[9] Campos roturados (Поднятая целина), escrita entre 1932 y 1960, evoca las transformaciones producidas en la agricultura soviética por las granjas colectivas (koljós).
Actualmente, su obra sigue siendo muy valorada más allá de consideraciones políticas o temporales, y El Don apacible se considera una de las novelas rusas más importantes del siglo XX.
Su estudio ha regresado al temario obligatorio ruso después de una breve ausencia.