La década de 1950 vio una creciente expansión del interés global en la literatura hispana.
[3] Fue durante esta segunda reunión anual cuando los participantes tuvieron la tarea de formular un premio internacional que se otorgaría al año siguiente.
Combinados, esperaban obtener un acceso incomparable a toda la creación y crítica literaria.
El Premio Formentor fue decidido por los editores, en una votación secreta en una sesión a puerta cerrada.
[1] Críticos como Santana y Pavlovic señalan el choque dentro del grupo Formentor y entre los dos premios que presentaron inquietudes por el arte frente al mercado, el cultural frente al económico, Madrid (un centro literario y político) contra Barcelona (un nexo económico), las prioridades de izquierda contra intereses financieros más centristas.
[4] Durante el tercer Coloquio, en 1961, los dos premios fueron otorgados en la tensa atmósfera de una cumbre política.
Max Frisch (suizo), Henry Miller (estadounidense) y Alejo Carpentier (cubano) llegaron a esa lista.
El premio en ese primer año fue para el escritor español Juan García Hortelano por su novela Tormenta de Verano (Summer Storm).
[3][4] Franco condenó los premios como disidencia intelectual contra su régimen y prohibió una repetición en el territorio español.