En principio se enfocó en temas e imágenes religiosas, las cuales tendrían como finalidad ejercer su influencia en modificar la ideología e identidad de los pobladores, doblegando su fe, y que fuera impuesto el pensamiento y fe cristiana en el proceso conocido como evangelización en la Nueva España.
También se usaron mosaicos de plumas, pero también era una decoración temporal, pues era susceptible a los parásitos.
[5] Hubo excepciones a los conventos monocromos, como es el caso del claustro en Epazoyucan, en Hidalgo, los cuales se caracterizan por ser coloridos y emotivos; los episodios de estos murales pudieron haber estado basados en los grabados que llegaron a la Nueva España.
[5] Clara Bargellini señala que es común ver en los primeros conventos, pintura mural relacionada con el mundo prehispánico, debido a que las primeras generaciones de frailes, formados en el humanismo renacentista de Erasmo, estuvieron dispuestos a vincularse con los conversos.
Particularmente en la Nueva España, donde los frailes controlaban la organización social en el siglo XVI, era posible dar rienda suelta a sus ideales utópicos.
[10] Otro pintor relevante en la Nueva España fue el flamenco Simón Pereyns (c. 1530 - c. 1600), quien llegó al territorio novohispano en 1566 junto con el virrey Gastón de Peralta.
Durante ese siglo siguieron llegando, importados de Europa, estilos naturalistas y el claroscuro del barroco italiano.
Sin embargo, por otro lado, en algunas obras "late un espíritu nuevo alejado del modelo europeo que indica otras modalidades de nuestra pintura criolla.
A principios del siglo XVIII nace este género pictórico, típicamente americano y novohispano.
[4] La participación de los pintores indígenas fue preponderante en los murales, por lo que desarrollaron la técnica del fresco.
[2] El arte durante el virreinato novohispano tiene diversas influencias importantes: la italiana, protagonizada por pintores del Renacimiento tardío; el manierismo de la corriente flamenca que llegó a través de pinturas, grabados, estampas y libros ilustrados.
España fue el crisol de la pintura flamenca e italiana, la cual "supo darle a todo originalidad, fuerza y carácter".