A lo largo del Preclásico Temprano, se encontraba inmersa en un proceso de diversificación cultural.En las diversas regiones que componen el área surgieron diferentes tradiciones cultural dominante en la especialización de las actividades económicas.En el Preclásico Temprano, sin embargo, prevalecen los estilos regionales (por lo menos como se observan en los restos arqueológicos correspondientes a la época), aunque es posible hablar de un proceso civilizatorio incipiente (como lo llamaba Darcy Ribeiro), que había permitido que todas las culturas del área estuvieran basadas en la agricultura del maíz, y también había sentado los cimientos del sistema de creencias mesoamericanas, expresado en el culto a los elementos.Aparecen, asociados a estos sistemas hidráulicos, complejos ceremoniales de arquitectura monumental permanente, es decir, diseñados para perdurar en el tiempo.Este fenómeno puede observarse a nivel interno de las diferentes sociedades, sin embargo, más importante es la especialización regional.Pero en el preclásico medio, los excedentes producidos por la agricultura permitieron a una parte de la población ocuparse en actividades diferentes del cultivo.De hecho, en esta época, es posible observar que las élites regionales mantenían relaciones entre sí.Las ciudades mesoamericanas fueron construidas con base en un plan concienzudo, que convirtió a los centros ceremoniales de esta etapa en verdaderos observatorios astronómicos.Los ejes principales están relacionados con puntos notables de observación astronómica que permitían a los sacerdotes predecir llevar una contabilización del tiempo.La primera, desde sus inicios, transmite información política, y vinculados a ella, se encuentran registros cronológicos.Se solía pensar que la escritura y el calendario mesoamericanos habían sido desarrollos culturales de los antiguos mayas.Sin embargo, se han encontrado objetos relacionados con esta cultura en diversos sitios de Mesoamérica, sin que se hayan clarificado hasta el momento las razones de estos hallazgos en lugares tan lejanos como Hato viejo (Honduras), Tibias (Costa Rica), y Tantoc (San Luis Potosí).[2] En la primera, son emblemáticos sitios como Tlatilco (estado de México), Chalcatzingo (Morelos) y Las Bocas (Puebla).Este último es conocido porque durante la década de los setenta aparecieron en el mercado de arte precolombino numerosas figurillas, que supuestamente provenían del lugar, mismas que, después se supo, realmente tenían un origen incierto.Esto ha hecho suponer que los portadores del complejo mixe-zoque debieron haber mantenido contactos con los pueblos de Ecuador.Sin embargo, Cuicuilco, en el sur del valle de México, y la Chupícuaro, en Michoacán, serían las más importantes.La cultura Chupícuaro es conocida sobre todo por su producción alfarera, cuyas huellas se han detectado por una amplia zona ubicada entre el Bajío y la cuenca lacustre.
El Acróbata
es una pieza arqueológica perteneciente a la cultura de
Tlatilco
. Este sitio es célebre por la gran cantidad de obras de alfarería encontradas en sus tumbas. En la pieza se observa una clara influencia olmeca.
Monumento 1 de La Venta. La cultura olmeca es considerada tradicionalmente como
cultura madre
. Sin embargo, en la actualidad los arqueólogos y antropólogos coinciden en que el proceso civilizatorio mesoamericano fue producto de un desarrollo combinado de diversas sociedades, que confluyeron en lo que se llama
cultura olmeca
.
Lápida donde se aprecia claramente un ejemplo de la escritura zapoteca, la primera que vio la luz en el área mesoamericana
Estructuras del sitio arqueológico
Lenca
de
el Chircal
,
Honduras
. Refleja la influencia de la arquitectura Olmeca en Centroamérica.