Cine de Argentina

En el cine erótico fueron de mucha popularidad en toda América Latina las películas del Armando Bó protagonizadas por Isabel Sarli.[12]​ Estas películas no estaban destinadas al consumo local ni popular, sino que eran un «entretenimiento sofisticado para el disfrute de la clase acomodada del viejo continente».[9]​[13]​ Filmada entre 1907 y 1912 en la ribera de Quilmes o la ribera paranaense en Rosario,[13]​ muestra a seis ninfas desnudas sorprendidas por un sátiro o fauno, el cual captura a una para tener sexo en una variedad de posturas, incluyendo el 69.[13]​[14]​ En las dos primeras décadas del siglo XX los productores argentinos advirtieron la idoneidad del cine como medio para la educación patriótica que, ligada a un discurso nacionalista, proponía una recuperación de la tradición como vía para lograr la unificación nacional.[15]​ El cine se volvió más atractivo cuando comenzó a contar historias, lo que incentivó la producción y distribución.[18]​ Nobleza gaucha (1915) constituyó un punto de inflexión en la cinematografía argentina,[19]​ abriéndole nuevos caminos artísticos y económicos.[22]​ La figura más destacada del cine mudo argentino fue José Ferreyra, apodado «el Negro».[23]​ El análisis crítico lleva a concluir que Ferreyra fue un «improvisado de natural talento», desarrolló la trama mientras filmaba y trabajando durante muchos años sin escribir ningún guion.El investigador Roberto Di Chiara descubrió el primer filme político, Por una Argentina grande, justa y civilizada (1931), de Federico Valle, en donde hablan Lisandro de la Torre, Nicolás Repetto, Mario Bravo y Julio Argentino Noble, entre otros.Con este equipamiento se grabaron varios números musicales de Carlos Gardel, a la manera del actual videoclip.Con la incorporación del sonido, serán la radio, la industria discográfica y el teatro de revistas los que aportarán actores (voces) ya conocidos por la gente.En esta época se consagraron estrellas como Libertad Lamarque, Tita Merello, Pepe Arias, Sandrini y Niní Marshall.Las películas ya no eran números musicales, o escenas mudas musicalizadas, sino que se lograba una síncresis, la unión indisoluble de los aspectos visuales y sonoros, lo que daba lugar a un cine mucho más rico, con identidad propia, sin los vicios primitivos.[29]​ El lugar que ocupaban pocos grandes productores pasó a ser de muchos pequeños independientes.[30]​ Los cineastas recibieron un impulso gracias al éxito internacional de La casa del ángel (1957) de Leopoldo Torre Nilsson,[30]​ quien impulsó a la generación del '60, cuando destacaron directores como Lautaro Murúa, David José Kohon, Fernando Birri, Rodolfo Kuhn y Manuel Antín.[33]​ Si bien la reducción de esta industria se dio al comienzo de la dictadura, durante el gobierno anterior se sancionaron leyes que atentarían contra el cine argentino: La industria tuvo que reducir sus producciones por las complicaciones económicas y financieras a consecuencia del gran impacto inflacionario que implicó el estallido del plan económico del ministro de las fuerzas armadas.[35]​ La hostil situación social alcanzó a grandes personalidades como Octavio Getino, Fernando Pino Solanas, Humberto Ríos, entre otros, quienes debieron exiliarse: la mejor opción para quienes desobedecieran los lineamientos dictatoriales, ya que otros cineastas como Raymundo Gleyzer y Pablo Szir fueron desaparecidos.En 1978, mediante diversos estímulos, el gobierno militar logró que la industria cinematográfica se recuperase en cantidad, pero no en calidad artística y estética, limitándose a financiar películas comerciales con poco valor cultural.[40]​ Es posible argumentar que esta limitación de acceso para los sectores más populares tenía fines ideológico-políticos.Fue notable un fuerte enfoque en la experiencia de amplios sectores urbanos como Capital Federal o el Gran Buenos Aires.Como menciona Getino, quienes se vieron muy beneficiados fueron «las productoras y distribuidoras extranjeras, particularmente norteamericanas, que incrementaron su poder sobre el mercado argentino en dichos años».Luego del «primer gran impacto inflacionario en 1981»,[41]​ comenzaron a surgir problemas económicos y financieros, aumentaron los costos y los contratos se vieron obligados a renegociar el precio del peso frente al dólar; la brecha era cada vez más corta y la situación económica en extremo inestable, hasta que con la Guerra de Malvinas se produjo el golpe definitivo a la política, el contexto nacional fuera a la debacle, tanto en el desarrollo como en la economía, tornando inviable al país.En 1982, la producción argentina cayó: solo se produjeron 17 películas; ese deterioro estimuló al gobierno a invertir en el cine con voluntad de cambio.En este período, se destacó La historia oficial, de Luis Puenzo, que logró el Premio Óscar a mejor película extranjera en 1986.[45]​ El puntapié inicial del movimiento lo da Martín Rejtman, escritor y cineasta, con su primera película, Rapado.[51]​ Lo que empezó como una simple muestra pasó a tener una importante repercusión crítica y de público.Dentro de este proyecto se pueden citar los nombres de Israel Adrián Caetano, Bruno Stagnaro, Sandra Gugliotta, Daniel Burman, Lucrecia Martel y Ulises Rosell, que luego toman un rol preponderante en el movimiento del Nuevo Cine Argentino.Pizza, birra, faso creó una vertiente costumbrista dentro del nuevo cine argentino que fue la más difundida y exitosa internacionalmente.En este marco se inscriben: Mundo grúa (1999, Pablo Trapero), Bonanza (2001, Ulises Rosell), Modelo 73 (2001, Rodrigo Moscoso), La libertad (2001, Lisandro Alonso) y Bolivia (Israel Adrián Caetano, 2001), entre otros títulos.[58]​ Los géneros cinematográficos están siendo revalorados en Argentina, no solo por los directores que los abordan, sino por el público, la crítica y los programadores.
Escena del filme Nobleza gaucha (1915), que costó 20 000.00 pesos y recaudó 600 000.00 pesos, llegó a darse en simultáneo en veinticinco cines porteños, además de España, Brasil y otro países latinoamericanos.
El Sartorio , filmado en la Argentina entre 1907 y 1912, es quizás el film pornográfico más antiguo del que se tenga registro.
Fotograma restaurado de La Revolución de Mayo (1909).
María Turgenova y Ermete Meliante en Perdón, viejita (1927), de José Ferreyra , una de las pocas películas argentinas del período mudo que se conservan completas.
Hilda Bernard , fue la actriz más longeva en la historia del cine argentino.
Las mujeres son cosa de guapos , película de 1981 dirigida por Hugo Sofovich .
Adolfo Aristarain , director de la película Tiempo de revancha .
Fernando Ayala , director de la película Plata dulce .
Luis Puenzo y Norma Aleandro después de recibir el premio Óscar a la Mejor película extranjera por La historia oficial (1986)