El cine latinoamericano de los inicios ha desaparecido en su mayoría, ha sido muy poco lo que se ha podido conservar.Esto hizo que el cine pueblerino prácticamente desapareciera, para concentrarse exclusivamente en las capitales.El fracaso del cine hispano y la instauración de los subtítulos como forma más viable y aceptada de traducción, creó un terreno propicio que aprovecharon las grandes industrias del continente: Argentina, Brasil y México para desarrollar importantes industrias fílmicas que, en un nivel más modesto, intentaron adaptar a la realidad latinoamericana los sistemas hollywoodenses, lanzando sus propios géneros y estrellas”.Desde el origen del cine sonoro en 1930, hasta 1996, el 89% de la producción total cinematográfica se concentró solo en tres países: Argentina, Brasil y México.Hasta mediados del siglo XX, el cine mexicano y argentino, tuvieron una considerable presencia latinoamericana, con exponentes como Cantinflas o Libertad Lamarque.Con la llegada del cine sonoro vendría el bache, diez films por año y 90 por ciento de programa americano.Actualmente, Chile se encuentra en su "boom" de producción cinematográfica con distintos reconocimientos internacionales, incluyendo su más reciente Oscar por la película "Una mujer fantástica".Con el presidente Alfonso López (1934-1936), se promulgó una ley de protección al cine nacional, aunque debió derogarla inmediatamente a petición del entonces embajador de Estados Unidos.Cuatro habitantes por año iban al cine en 1957, las salas se triplicaron durante los años 50.[8] La primera película sonora, La serpiente roja, dirigida por Ernesto Caparrós, se realizó recién en 1937.Aunque su primera película hablada “Se conocieron en Guayaquil” (Alberto Santana, 1950) tuvo un gran éxito comercial y se produjeran una o dos películas durante esos primeros años, el cine padecerá de una penosa y secular sequía.María Félix, Mario Moreno “Cantinflas” tan popular como Chaplin, y el propio público que le otorgó sus favores, permitieron su expansión a otras fronteras.Varias de estas películas están habladas en el segundo idioma oficial del país, el guaraní.Quizás sea el país americano donde la cultura nativa ha sobrevivido (por no decir continuado o incluso expandido) más directamente en la vida corriente y en el arte popular, dando lugar a los años 60 a la aparición de un cine que intentaría recuperar la cultura inca, a partir de los trabajos indigenistas de Manuel Chambi.Esto hizo que la producción venezolana de cine ficcional fuera episódica y que la industria cinematográfica se fundamentara en la producción de noticieros, documentales y publicidad.[11] Los primeros filmes con sonido fueron La Venus de nácar (1932, Efraín Gómez), La danza de los esqueletos (1934, Herbert Weisz), Taboga (1938, Rafael Rivero) y El rompimiento (1939, Antonio Delgado Gómez).[12] El segundo establecimiento industrial de importancia fue Estudios Ávila (1938-1942), vinculado indirectamente al Estado y encabezado por el escritor y posteriormente presidente de Venezuela Rómulo Gallegos.Este fenómeno está influido principalmente por el neorrealismo italiano y otros movimientos de cine social.Por ejemplo el cineasta Miguel Littín dirigió dos películas en los años 80s en Nicaragua cuando ese país estuvo bajo el gobierno de los Sandinistas (1979-1990).“Aunque la importancia principal de los medios de comunicación radica precisamente en lo que se comunica directamente (aspecto ideológico/cultural), no debería subestimarse su basamento tecnológico (aspecto industrial/comercial), en la medida que éste condiciona o determina las posibilidades, alcances y efectos de lo que se comunica.[16] Los festivales y premiaciones de cine latinoamericano por país: En producciones latinoamericanas: Argentina ganó dos premios en la categoría mejor película internacional con La historia oficial en 1986 y El secreto de sus ojos en 2010.