[2] La carta de donación, datada en Calatayud en febrero de 1174, encargaba a los freires, además de la defensa territorial, la «destruccionem sarracenorum»,[3] todo ello bajo dependencia directa del monarca y sus sucesores: «ad servicium et fidelitatem meam, meorumque successorum per secula cuncta».
Quedan oscuros los aspectos jerárquicos de la organización, no habiéndose encontrado alusiones a la figura del maestre, común en otras órdenes militares.
Tampoco se ha aclarado la relación orgánica de la milicia selvense con la abadía matriz y no parece que el capítulo del Císter dotara a los monjes de Alcalá de regla o modus vivendi.
Esta situación de indefinición jerárquica y disciplinaria hizo que desde Roma se recelara de la organización creada fuera del control papal, no llegando a emitir ninguna bula que confirmara canónicamente a la Orden de Alcalá.
Los documentos por los que recibió donaciones no hacen mención concreta a la participación de los freires selvenses en batallas y conquistas; solamente refieren de forma genérica «servicios» prestados a los monarcas.