La palabra nefrología deriva de la voz griega νεφρός (nephrós), que significa riñón, y del sufijo -logía (estudio, tratado).
Los pacientes son referidos a los especialistas de nefrología por diferentes razones, como por ejemplo las siguientes.
Las pruebas de laboratorio se dirigen casi siempre a la: urea, creatinina, electrolitos, biometria hemática y análisis de orina, que es con frecuencia la prueba dominante en sugerir un diagnóstico.
Pruebas especializadas pueden ser ordenadas para descubrir o para enlazar/relacionar ciertas enfermedades sistémicas a la falla del riñón, como serologías de hepatitis B o hepatitis C, o lupus, paraproteinemias como amiloidosis, mieloma múltiple, u otras enfermedades sistémicas que conduzcan a la falla del riñón.
Frecuentemente, se requiere tratamiento con eritropoyetina y vitamina D para reemplazar estas dos hormonas, cuya producción disminuye en la enfermedad renal crónica.