La hemodiálisis principalmente se realiza en instalaciones hospitalarias o en clínicas ambulatorias, con la presencia de personal sanitario con entrenamiento específico.
Aunque es menos frecuente, la diálisis también se puede hacer en casa del paciente como hemodiálisis domiciliaria.
En este caso se entrena a una persona para que ayude al paciente.
Para llevar a cabo el tratamiento de sustitución renal es necesario que el paciente cuente con un buen acceso vascular.
Por ello, si no se cuenta con una fístula madura, al inicio, el médico debe prever la colocación de un catéter central temporal, ya sea MAHURKAR™ o Niágara, que permitirá el flujo necesario de sangre hasta contar con una FAVI (fístula arteriovenosa interna) nativa, una prótesis o, si esto no fuera posible, proceder a la colocación de un catéter permanente, ya sea el catéter GlidePath™, Permcath™ o Palindrome™.
En otras palabras, los individuos grandes típicamente requieren sesiones de diálisis más largas.
También puede haber hemorragia severa y el riesgo depende del tipo de acceso usado.
[1] Pese a que los anticoagulantes han mejorado los resultados, no están libres de riesgos y pueden originar sangrado.
La heparina es el anticoagulante más usado en pacientes con hemodiálisis, dado que, generalmente, se tolera bien y puede revertirse rápidamente con protamina.
Generalmente, se colocan en la vena yugular interna en el cuello y el sitio de salida está en la pared del pecho.
Los pacientes en hemodiálisis de largo plazo pueden literalmente agotar los accesos, así que esto puede ser un problema fatal.
El acceso temporal se establece con la inserción percutánea de un catéter en una vena grande (yugular interna, femoral o, menos preferible, subclavia).
Para crear una fístula arteriovenosa, un cirujano vascular une una arteria con una vena a través de anastomosis.
Puesto que esto enlaza los vasos capilares, la sangre fluye en una tasa muy alta a través de la fístula.
Esto da lugar a extremidades frías de ese miembro, calambres dolorosos, y si es grave, en daños del tejido fino.
El riesgo de desarrollar un aneurisma se puede reducir en gran medida por una técnica cuidadosa al poner la aguja.
En el cateterismo con una mala técnica de limpieza se puede producir una miocarditis, lo que puede ocasionar la muerte.
Estas venas artificiales se hacen de material sintético, a menudo PTFE (Goretex).
Sin embargo, tienen alto riesgo de desarrollar estrechamiento donde el injerto se ha suturado a la vena.
Debido a que los riñones dañados no pueden realizar su función prevista de quitar impurezas, los iones que se introducen en la corriente sanguínea por vía del agua pueden aumentar hasta niveles peligrosos, causando numerosos síntomas, incluyendo la muerte.
El dializador, o riñón artificial, es un producto sanitario y es la pieza del equipo que filtra la sangre.