Se trata de la tercera localidad con más habitantes del país, tras Tallin y Tartu.
La localidad se ha desarrollado en torno al castillo de Hermann, construido por los daneses en el siglo XIII en la margen izquierda del río Narva, mientras que en la otra orilla se levantó la fortaleza de Ivángorod bajo dominio moscovita.
[1] La ciudad fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial y apenas quedan edificios de la época anterior.
[6] La ciudad debe su nombre al río Narva, en cuyas orillas se habrían asentado moradores de la cultura homónima desde el v milenio a. C. La primera referencia escrita aparece en la Crónica de Nóvgorod hacia el año 1172.
Un año más tarde, la orden de Livonia compró los terrenos y se hizo con su control.
[1] Narva fue capturada por los rusos durante el estallido en 1558 de la Guerra Livona, y las nuevas autoridades la convirtieron en un puerto comercial.
Los suecos aprovecharon el tiempo para levantar un casco antiguo barroco y también para reforzar la defensa local con estructuras como el Bastión Victoria, diseñado por Erik Dahlbergh, que hoy forman parte del patrimonio cultural de Estonia.
[11] Cuatro años más tarde, el Imperio ruso reconquistaría la plaza con un ejército modernizado y pudo integrarla en la gobernación de San Petersburgo.
[15][16] Del mismo modo, los invasores destruyeron parte de lo que aún quedaba en pie durante su resistencia.
Para cuando los soviéticos capturaron Narva el 26 de julio, se encontraron una villa completamente destruida.
Toda la ciudad fue reconstruida desde cero con edificios de inspiración soviética, y tan solo pudieron salvarse tres construcciones del casco antiguo, entre ellos la casa consistorial barroca.
[2][17] Además, los estonios nativos se vieron superados por una creciente población rusa que emigraba para trabajar en la industria local.
[16] Estonia recuperó su independencia en 1991 y desde entonces Narva ha vuelto a ser una ciudad fronteriza, en esta ocasión con una mayoría de población rusohablante.
La ciudad limita al este con el curso del río Narva, que nace en el lago Peipus y desemboca en el golfo de Finlandia (Narva-Jõesuu).
[27] Narva es un punto clave del sector energético nacional, pues allí se produce aproximadamente el 90% de la energía consumida en Estonia.
[10] Aunque Narva tuvo un casco antiguo barroco construido por los suecos en el siglo XVII, los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y la posterior reconstrucción acabaron con casi todo ese legado.
Quedó muy dañada después de la guerra, pero los soviéticos sí aceptaron restaurarla porque la efímera Comuna del Pueblo Trabajador había establecido su gobierno provisional allí.
La pieza original de 1936, diseñada por Ragnar Östberg, quedó destruida durante la Segunda Guerra Mundial y las autoridades soviéticas se negaron a restaurarla.
[24] Las competencias en esta materia corresponden al gobierno nacional, que establece el idioma estonio como única lengua vehicular.
El país báltico forma parte del espacio Schengen, pero para cruzar la frontera con Rusia hay que pasar un control fronterizo en el puente sobre el río Narva.