[2] No se le consiguió asignar una sede o un edificio común, por lo que pasó a ser una dependencia más del Archivo Histórico y los fondos registrados siguieron dispersos por las diversas dependencias municipales a tal efecto.[1] Esta concepción de museo no poseía la fuerza y el carisma necesarios para hacer frente a la idea de Vicente Blasco Ibáñez que había pasado del imaginario a ser algo tangible.Entre tanto, la concepción del museo que Vicente Blasco Ibáñez se había propuesto quedó paralizada y tras la victoria franquista fue definitivamente abortada.[2] La situación no manifestó ningún cambio reseñable hasta los años setenta y su desarrollo comenzó a ser más notorio con la transición democrática.[2] En su origen, el montaje expositivo estuvo marcado por una orientación arqueológica con un estilo y un lenguaje depurado.Las salas dedicadas a la Edad Media, inauguradas en 1993, manifestaron su agotamiento expositivo por la escasez de piezas arqueológicas en las que apoyar el discurso del museo.El concepto que Catalá quería integrar en estas salas vinculadas al periodo histórico, abarcaba desde obras de arte, documentos, libros, etc., no llegó a materializarse.La idea de rehabilitación contó con el apoyo del ayuntamiento de Valencia y se procedió a llevarlas a cabo respetando la morfología inicial del edificio que permitieron recuperar la gran belleza que alberga, a día de hoy el museo.[1][8][9][10] La exposición permanente que alberga el Museo de Historia de Valencia se divide en ocho periodos históricos que inician el recorrido desde su fundación en época romana hasta la actualidad.[11] La exposición permanente comienza en época romana (Valentia), y continuará, mostrando tanto a través de escenografías como a través de vitrinas, las ocho etapas históricas mencionadas inicialmente.Las escenografías proyectan escenas dramatizadas en las que se recrean momentos cotidianos del pasado.