Una parte de la colección proviene del extranjero y se recabó con fines comparativos.
En el Paleolítico superior aparecieron las manifestaciones más antiguas del arte prehistórico, como las representaciones estilizadas de los órganos sexuales.
Entre los muchos objetos de su colección donada al museo, hoy se exhiben unos 10 000 en la Sala Piette.
Una vitrina en el centro de la sala presenta una sepultura, encontrada en Cys-la-Commune (Aisne), y datada en 5000 a. C..
Varios pulidores y algunas allée couvertes encontradas en Ile-de-France son visibles en acceso libre en el patio del castillo.
La primera Edad de Hierro (780-480 a. C.), que corresponde a la cultura de Hallstatt, fue un período durante el cual los fallecidos privilegiados fueron enterrados bajo tumulus (Borgoña, Lorraine, Franche-Comté, Berry (Francia)...): Vix, Sainte-Colombe-sur-Seine, Magny-Lambert, Apremont.
Las 6 salas del departamento galorromano muestran a los dioses, el mundo de los muertos, la presencia del ejército romano en la Galia, los tipos de artesanías y la vida cotidiana (comida, vestuario, adorno, ocio, entorno doméstico, medicina, transporte, escritura...).
[8] La primera Edad Media (desde el siglo V al VIII) comenzó con la dinastía de los merovingios, fundada por Clovis.
[9] Puesto que los vestigios son mudos, el arqueólogo a veces usa otras ciencias humanas como la etnología o la sociología para interpretar las huellas del pasado.
Fue en este espíritu en el que la «sala de arqueología comparada de los cinco continentes» fue diseñada a principios del siglo XX por Henri Hubert y Marcel Mauss que querían ilustrar la «historia etnográfica de Europa y la humanidad» desde los orígenes del hombre hasta la Edad Media.
En el museo de Arqueología nacional, este enfoque ha resultado en dos líneas de presentación que se cruzan: Este recorrido resalta las similitudes y diferencias en la evolución entre culturas en diferentes regiones del mundo.
El visitante se familiariza sucesivamente con las culturas paleolíticas y neolíticas de África (Magreb, África del sur, Etiopía, Benín, Congo, Costa de Marfil, Zaire, etc.).
La primera contribución fue la colección escandinava ofrecida en 1862 por el rey de Dinamarca, Federico VII.