Tras comprobar la sabiduría de tal personaje, que demuestra conocer incluso detalles de su vida, la samaritana le induce a identificarse como el Mesías, llamado Cristo... Soy yo, el que habla contigo.
Actuando como una evangelizadora, corre a extender la noticia (¿No será el Mesías?
Una tradición o leyenda piadosa recoge la vida posterior de Santa Fotina, sus dos hijos (José o Josés y Víctor -que cambiará su nombre por el de Fotí, por identificarse con la luz que lleva a quienes evangeliza-) y sus cuatro hermanas (de nombres simbólicos: Fota, Fótida, Parasceve y Ciríaca).
En otra versión de la leyenda, Víctor, hijo de Fotina, se alista en el ejército romano y pasa a España, donde evangelizó en Itálica y también fue martirizado.
[4] En Atenas hay una iglesia del siglo XIX dedicada a Agia Fotini Samaritissa.
[5] En Nápoles hay una fuente llamada Cristo e la Samaritana al pozzo en el claustro de San Gregorio Armeno.
Como tema iconográfico se suele representar la figura de Cristo sentada y a la mujer samaritana junto al pozo.