A pesar de que hasta finales del siglo XX, la historia del arte había relegado su historia y participación a un segundo plano, tanto su talento como su habilidad le valieron el respeto y reconocimiento públicos de sus colegas varones contemporáneos, logro por lo demás inusual para las mujeres de la época.Su familia se mudó varias veces debido al trabajo de su padre, hasta que en 1852 se radicaron en Passy, en aquel entonces un suburbio rural al oeste de París, ciudad donde Morisot permaneció hasta su muerte.Este último les dio conocimientos clásicos, y las animó a iniciarse como copistas en el Louvre.Además, las introdujo en la técnica del plein-air o pintura al aire libre, bajo la cual Berthe realizó sus primeras obras serias,[5] y permitió que ambas trabajaran con él en su casa de Ville-d'Avray durante el verano de 1861.[7] Sumado a esto, su amistad con Manet le permitió conocer de primera mano los primordiales debates sobre el arte moderno y la realidad cotidiana, que solían ser discutidos en el Café Guerbois, lugar vetado para las mujeres respetables.Con la llegada del invierno, la salud de Morisot se resintió debido al hambre y el frío, por lo que decidió trasladarse con sus padres a Saint-Germain-en-Laye, y posteriormente a Cherburgo para reunirse con su hermana Edma.[7] En 1872, además, vendió 22 pinturas al famoso comerciante y promotor parisino Paul Durand-Ruel, hecho que marcó otro hito en su carrera como artista profesional.Su habilidad para captar el gusto del público está sugerida por el hecho de que su trabajo fue muy popular durante toda su vida, incluso en ocasiones vendiendo más que muchos de sus contemporáneos varones, como Degas, Monet o Sisley.[5] Sin embargo, al igual que Mary Cassatt, Eva Gonzalès o Marie Bracquemond, Berthe Morisot fue relegada a un segundo plano por los historiadores del arte, más específicamente a la categoría de artistas femeninas, por su temática de la vida cotidiana (mujeres, niños y escenas domésticas).Aunque nunca desempeñó un trabajo concreto, apoyó siempre la carrera artística de su mujer, ayudándola a organizar e instalar sus exposiciones.Plasmó el movimiento y la caída de la luz trazando rayas discontinuas de pintura con la superficie del pincel, rápidas líneas con la punta del mismo, y rayando la pintura con el mango.En esta misma época empezó a hacer estudios de desnudos empleando distintas técnicas, como el pastel, el carboncillo y el grabado a punta seca, los cuales se verían reflejados en la última Exposición Impresionista, celebrada en 1886, donde presentó once óleos, además de una serie de acuarelas, dibujos y abanicos decorados.En 1894 viajó a Bruselas para ver una gran exposición colectiva organizada por La Libre Esthétique, en la que presentó cuatro cuadros.Durante ese año, el Estado francés compró por primera vez una pintura suya, La jovencita vestida de gala.A pesar de esto, Morisot fue una figura clave en la fundación del Impresionismo como movimiento, en sus exhibiciones y en su círculo, sentando un precedente para todas las mujeres artistas o aspirantes a serlo de la posteridad.