Morisot representó en esta pintura a su hermana Edna Portillon velando el sueño de su hija Blanche.[2] El lienzo revela la influencia de Édouard Manet, pintor al que Morisot había conocido en el Louvre en 1868 y con cuyo hermano Eugène se casaría en 1874.[2] Morisot utiliza en esta pintura un número reducido de colores y una pincelada fluida.El cuadro refleja una atmósfera de gran intimidad, dulzura y amor protector.[3] Con respecto al título, La cuna, al compararlo con el de otros cuadros que representaban también a niños durmiendo que fueron presentados en el Salón oficial, afirma Dominique Lobstein que «antes de contribuir quizás a una revolución estética, este cuadro participa de una evolución retórica: Morisot abandona todo pintoresquismo anecdótico y los títulos cobran una simplicidad de buen gusto, destinada a informar inmediatamente al espectador del contenido de la obra y permitirle proyectarse como en su propia cotidianeidad».