Se clasifica al monte Fuji como un volcán activo, pero con poco riesgo de erupción.
Entonces, se formó un nuevo cráter, así como un segundo pico (llamado Hoeizan por el nombre de la era).
Finalmente, san (山) significa 'montaña', por lo que el nombre completo es Fujisan —aunque popularmente en países de habla castellana se le conoce como «Fujiyama», este nombre no es correcto debido a que la lectura del carácter 山 como "yama" (y no como "san") es incorrecta cuando este forma otra palabra junto a otro kanji (pronunciación onyomi)—.
En japonés, el monte Fuji se llama Fujisan pero debido a una mala interpretación del kanji 山 (yama, montaña), sucede que los occidentales, muchas veces, lo denominan Fujiyama.
[5] La otra treintena de nombres usados para el monte Fuji en Japón están obsoletos o pertenecen al ámbito poético.
Los caracteres para monte Fuji, 富士, significan, respectivamente, "riqueza" o "abundancia" y "un hombre con un cierto estatus", pero estos kanji son probablemente ateji, es decir, que probablemente fueron seleccionados debido a la similitud de su pronunciación con las sílabas del nombre, pero sin tener un significado particular.
En los métodos de romanización Nippon-shiki y Kunrei, el nombre se transcribe Huzi.
Finalmente, un toponimista japonés Kagami kanji explica que el nombre tiene la misma raíz que anglesina (Fuji) y arcoíris (variante de niji) y viene de "pendientes prolongadas bien entrenadas".
Informaciones precisas se encuentran relatadas en los documentos históricos japoneses del s. VIII d. C..
Aconteció 49 días después del terremoto de Hōei que figura entre los más grandes jamás registrados en Japón, se desarrolló sobre la vertiente suroccidental del monte Fuji y ha formado tres pequeños picos designados «primera», «segunda» y «tercera chimenea».
[16] La primera ascensión conocida al monte Fuji data del 663 y fue realizada por un monje budista anónimo.
Gran parte de la montaña está más allá del piso alpino, donde el clima es muy frío y ventoso, debido a la altitud, lo cual limita el mantenimiento de la vegetación que todavía no ha conseguido regenerarse completamente desde la última erupción, que ocurrió hace tres siglos.
Los científicos han identificado cuatro fases diferentes de actividad volcánica en la formación del monte Fuji.
Hace aproximadamente 100.000 años, el «Viejo Fuji» se habría formado por encima del Komitake-Fuji.
[29][11] El monte Fuji está clasificado como un volcán activo de bajo riesgo.
Hay cuatro caminos principales para llegar a la cumbre desde la quinta estación: Kawaguchiko, Subashiri, Gotemba y Fujinomiya (en el sentido de las agujas del reloj) con cuatro itinerarios secundarios desde el pie de la montaña: Shojiko, Yoshida, Suyama y Murayama.
Las estaciones están distribuidas a lo largo de las diferentes vías que se encuentran en diferentes alturas: la más alta, la quinta estación situada a Fujinomiya, seguida por la Kawaguchiko, y finalmente por la Gotenba Subashiri.
Así, es posible cubrir la distancia que separa la séptima de la quinta estación en solo treinta minutos.
Normalmente los parapentistas salen del aparcamiento Gotenba, entre Subashiri y el pico Hoei-zan, en la vertiente meridional de la montaña, aunque a veces lo hacen desde otros lugares, dependiendo de la dirección del viento.
El 1936, se decidió transformarla en una estación permanente, convirtiéndose en la más alta del momento.
[37][38] A pesar de las difíciles condiciones climáticas, se utilizó en este lugar hasta el 2000, cuando fue sustituido gradualmente por satélites.
El Gran Premio del Japón se dejó de disputar en esta localización en 1987, para hacerlo a continuación en Suzuka.
Debido a su perfil montañoso excepcionalmente simétrico, el monte Fuji se ha convertido en un símbolo del Japón.
El ejemplo más antiguo encontrado es un dibujo en papel en una puerta corredera en torno al siglo XI.
[41] Ha sido objeto de una atención especial por parte de los artistas japoneses, destacando por su popularidad el maestro del grabado japonés Katsushika Hokusai (1760-1849), con sus Treinta y seis vistas del Monte Fuji (Fugaku Sanjurokkei, 1831).
El 1835, Hokusai publicó Cien Vistas del Monte Fuji (Fugaku Hyakkei) en forma de tres libros en negro y gris.
[41] Shinya Shimoto, que pinta cuadros en su mayoría relacionados con los desastres naturales, ha dedicado toda una serie de pinturas al monte Fuji.
Para venerar las numerosas divinidades de las diferentes religiones, se han construido sobre o a los pies del monte Fuji varios santuarios y numerosos torii, marcando el recorrido para señalar los límites del recinto sagrado.
Se han establecido hermandades (Fuji-ko) desde el siglo XVII para venerar la montaña y organizar peregrinaciones, como la de Hasegawa Takematsu en 1630.
[43] Más recientemente, se han creado sectas dedicadas específicamente a la adoración del monte Fuji, sobre todo en la década de 1940.