Durante este proceso, el atrio formaba parte fundamental en el proceso de convertir a los nativos, que estaban acostumbrados a que las ceremonias religiosas tuvieran lugar al aire libre.
Los franciscanos fueron llevados a la Nueva España por Hernán Cortés, seguidos poco después por los dominicos y los agustinos.
Los monasterios sirvieron como pilares de las ciudades fundadas y refundadas por los españoles durante la época colonial temprana.
Los agustinos no sólo evangelizaron; también establecieron los primeros centros de enseñanza para los pueblos indígenas.
Los dominicos dieron mayor prioridad al desarrollo económico, aprovechando la fertilidad de la tierra.