Fue el tercero de los ocho hijos del matrimonio entre María Setién y Adolfo Delibes.
Tras estallar la guerra civil española, se enroló como voluntario en la Marina del Ejército sublevado en 1938.
Como voluntario, prestó servicio en el crucero Canarias, que realizaba sus operaciones en la zona de Mallorca.
[6][11] En 1939, al concluir la contienda, regresó a su ciudad natal e ingresó en la Escuela de Comercio.
Se inició entonces un trienio clave que marcó su carrera: en 1947 comenzó a escribir su primera obra, La sombra del ciprés es alargada, y nació su hijo Miguel, que llegaría a ser un conocido biólogo.
[16] Nombrado subdirector del diario El Norte de Castilla en 1952, sus enfrentamientos con la censura se volvieron cada vez más directos y frecuentes.
[20][3] Ese mismo año, en diciembre, fue también elegido miembro de la Hispanic Society of America y publicó El príncipe destronado, su undécima novela.
[21][3] Ese mismo año, salió a la luz su duodécima novela: Las guerras de nuestros antepasados.
En los tres años siguientes, publicó varios libros sobre caza y uno sobre pesca, el único, Mis amigas las truchas.
Debido al gran éxito registrado, hubo de ser repuesta en varias ocasiones.
[22] En 1980, el VII Congreso Internacional de Libreros, celebrado en Valladolid, rindió homenaje al escritor.
[31] Se encontraba impedido en gran medida, y experimentaba una apatía cada vez más grande.
[34] Fue reconocido en su ciudad con la creación de La Ruta del Hereje, basada en su novela y con la construcción del Centro Cultural Miguel Delibes, que es tanto conservatorio y auditorio, como centro de convenciones.
En la ciudad ya hay una calle que lleva su nombre, y el principal centro cultural de Valladolid ha sido bautizado en honor al escritor.
Al acto asistieron todas las autoridades de Valladolid y la familia del escritor.
[44] Del legado que custodia la fundación, forma parte la biblioteca personal de Delibes, unos 10 000 volúmenes repartidos entre Valladolid, Sedano y Tordesillas.
Además, hay un rincón dedicado al autor en el que, junto a sus obras, se muestran fotografías y la urna que se depositó en el acto de puesta de la primera piedra del Espacio Miguel Delibes.
[47] En la obra de Miguel Delibes hay un compromiso ético con los valores humanos, con la autenticidad y con la justicia social.
Pero no idealiza la vida de los pueblos y aldeas castellanas para esgrimirla como arma en contra del progreso, sino que censura sus carencias, urgiendo a quien corresponda para que dote de servicios y equipamientos al campo.
[48] Sostiene que, en la antigua estructura rural, el hombre estaba dedicado a tareas mucho más humanas, lejos de la masificación ciudadana, manteniendo sus rasgos individualizadores y ostentando una personalidad irrepetible.
Al presentárseles la dualidad Técnica-Naturaleza como dilema, optan resueltamente por ésta que es, quizá, la última oportunidad de optar por el humanismo.
El disputado voto del señor Cayo es una elegía dolorida ante la desaparición de la cultura rural en España, creada a través de los siglos, y que, en poco tiempo, ha sido barrida y sustituida por la industrial: «Hemos matado la cultura campesina pero no la hemos sustituido por nada, al menos, por nada noble».
[49][50] Quedaron reunidas en el siguiente orden: La obra de Delibes ha sido repetidamente adaptada a medios audiovisuales.