Su origen como parque o como zona ajardinada, se remonta a 1787, aunque ya desde el siglo xv hay que considerarlo como un espacio urbano de gran importancia.
Estas características fueron la gran ayuda y razón para que se pudiera mantener intacta toda el área.
Sobre todo a partir del siglo XVIII hubo alardes, maniobras y revistas de tropas.
En diciembre del mismo año entraron las tropas inglesas y apresaron a los franceses.
Y lo mismo ocurría con otras procesiones que terminaban siempre con un acto solemne en el Campo Grande.
Según Juan Agapito y Revilla, el campo se conoció con el nombre de la Hoguera o el Brasero, por esta razón.
[14] No fue nada fácil conseguir el permiso para las plantaciones sobre todo por la oposición de algunos ciudadanos y gente particular que elevaba sus protestas al Diario Pinciano.
También hubo una cierta oposición por parte del Ayuntamiento que alegaba la preocupación realmente importante: falta de dinero para el proyecto.
[16] Sin embargo desde el principio se unieron al proyecto las comunidades religiosas y algunos particulares ofreciendo sus arboledas para el entresacado de plantas.
[17][d][e] La primera delimitación, siguiendo los lados del casi triángulo que conforma este parque y la recta del llamado paseo Central, se hizo entre 1767 y 1780 con la plantación de 1800 olmos de la especie común Ulmus minor, conocido vulgarmente –especialmente en Valladolid– como «negrillo».
En noviembre de 1880 murió Miguel Íscar y para entonces ya se había realizado la mayor parte del proyecto.
El césped se da en los jardines más abiertos que permiten realizar las tareas de siega.
Aunque su nombre sea paseo Central, no se encuentra en el centro sino en un lateral del parque.
Fue además el escenario preferido para las manifestaciones que durante todo el siglo XX y primeros años del XXI siguieron el mismo itinerario: concentración en la plaza de Colón y seguimiento por todo el paseo Central hasta llegar a la plaza de Zorrilla.
[41] En 1759 la fuente desapareció y sus materiales sirvieron para construir un puente sobre el río Esgueva en el prado de la Magdalena.
[44] Este establecimiento que dependía del Ayuntamiento se anunciaba como «Servicio de refrescos, cervezas, chocolate y otros géneros.
[...] Esmerado servicio y crecido surtido de géneros superiores...»[45] Fue desmantelado en 1910; en su lugar se levantó el teatro Pradera.
[46] El Pradera, conocido así por los vallisoletanos fue un pequeño teatro que en su momento sirvió también de cine.
Sus comienzos en 1904 fueron humildes pues fue un simple barracón mandado construir por los hermanos José y Manuel Pradera.
Su demolición contó con la oposición y protestas de los ciudadanos que no consiguieron nada.
Su traza se adornó con islas y una montaña artificial imitando a una gruta de la que caía una cascada.
[54] Fue proyectada por el arquitecto Antonio Iturralde como homenaje a Miguel Íscar, el gran impulsor del Campo Grande.
Este establecimiento funciona por concesión del Ayuntamiento y está obligado a seguir unas normas estrictas.
Hubo en tiempos una pequeña biblioteca veraniega infantil, hoy cerrada que ofrece al paseante un plano incompleto del Campo Grande.
[63][64] La faisanera es la pajarera más antigua que existe en el parque; data de 1914 y sus primeros habitantes fueron los faisanes.
Aquí suele haber variedad de aves, desde periquitos a gallos espectaculares y gallinas exóticas.
La idea fue pensada para que escurriera el agua por ella hasta llegar a un pequeño pilón.
Las letras grabadas en la piedra que aluden a Núñez de Arce apenas se ven.
El busto de Leopoldo Cano es obra del escultor y dibujante vallisoletano Juan José Moreno conocido como Cheché.
Según Luis Magdaleno Tejero (responsable del mantenimiento de los jardines) en el año 2010 se podían contar cincuenta ejemplares.