Crecieron en un ambiente de celoso enclaustramiento y lujo, no visitando jamás escuelas públicas ni privadas; los preceptores iban a educar a los hermanos en su casona, primero la de San Rafael y Amistad, en Centro Habana, y luego en la de Línea entre 14 y 16, en El Vedado, hasta que, en la década del veinte, Dulce María comienza estudios en Derecho Civil en la Universidad de La Habana junto a su hermano Enrique.
Se doctoró en Leyes, por la Universidad de La Habana, profesión que si bien no era su vocación ejercer, mantuvo hasta 1961, siempre atendiendo asuntos familiares.
Le seguirían Carta de amor al rey Tut-Ank-Amen (1953), Poemas sin nombre (1958) y Un verano en Tenerife (libro de viajes) que, según la autora, fue "lo mejor que he escrito", entre otras cosas porque la poetisa, en su primer viaje a esa isla, quedó prendada de ella y llegó a adoptar a España como su segunda patria.
En la novela se aprecian recursos característicos del realismo mágico, elemento imprescindible a la hora de analizar esa obra, teniendo en cuenta que fue escrita entre la segunda y tercera décadas del siglo XX, adelantándose así a los escritores que explotaron este discurso narrativo en décadas posteriores.
Sin embargo, fue su actitud apolítica, en un país donde se instauraba un nuevo régimen, lo que le costó el desconocimiento en su propia tierra.
[2] Sus últimas publicaciones en Cuba fueron Poemas escogidos (1985), Bestiarium (1991) y La novia de Lázaro (1991).
También en esta provincia se celebraron, con carácter más o menos anual, el encuentro iberoamericano sobre su vida y obra.
En Cuba recibió la orden cultural Félix Varela y el Premio Nacional de Literatura, entre otros.
Entre las grandes figuras de la literatura universal que pasaron por su casa se cuentan Federico García Lorca y los premios Nobel de literatura Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez.
E (El Vedado), se hacían reuniones de intelectuales del ámbito nacional y extranjero.
Ese mismo día fue internada en el hospital CIMED en muy delicado estado de salud.