Por ejemplo 331 Los Quillayes - Vitacura, recorrido que más tarde fue sacado de circulación.Los cambios implementados entregaban una alta cobertura de recorridos en Santiago, sobre todo en la periferia, y además se logró rebajar la tarifa, pero no lo suficiente.La ciudad estaba exigiendo un sistema más eficiente, con mejores frecuencias, autobuses y principalmente, un cambio en la forma de pago del pasaje, ya que hasta ese momento era efectivo, como se mencionó anteriormente, y muchas veces era "gratis" al decir "permiso" o bien, se pagaba menos al decir "me lleva por cien", influyó en las ganancias de los empresarios, por lo que pasajero transportado, significaba peso ganado.El último intento por mejorar el transporte público fue la implementación en el año 1999 de los cuestionados cobradores automáticos, los cuales buscaban agilizar el pago del pasaje y que el conductor no se preocupara de los "vueltos" tras el pago en efectivo.Ya en pleno gobierno de Ricardo Lagos Escobar, los cambios en el transporte público fueron decisivos.Respecto a la flota, la renovación continuaba de acuerdo con los avances a nivel internacional de las normas ambientales, lo diferente es que esta vez se rige por la normativa europea sobre emisiones, más conocida como Euro II y más tarde Euro III.Consistía en primer lugar, en realizar una nueva licitación, donde esta vez participaran empresas extranjeras; situación que a los propios gremialistas les pareció una "expropiación" por parte del gobierno, ya que ellos no podrían participar.Finalmente, el conflicto no hizo más que apurar la implementación del nuevo plan de transportes.[7] En 2003, se llama por cuarta vez a una licitación, donde la mayoría de las empresas que hasta el momento administraban los servicios, lograron mantenerse, mientras el plan Transantiago recién se estaba formando con las licitaciones de los servicios integrales "troncales" y "locales", ambos conceptos aún desconocidos por la ciudadanía.El valor del pasaje había subido $100 en comparación a 1998, por lo que el alza estaba volviendo.La Feria del Transporte del 2003, es recordada por muchos como la más "revolucionaria", ya que para la ocasión se expusieron autobuses con una mayor tecnología, piso bajo, filtros de contaminación, rampas para acceso de sillas de ruedas y asientos distintivos para personas con movilidad reducida, panel electrónico y más grandes.Entre los modelos, estaban el Neobus Mega 2004, Busscar Urbanuss Pluss y Marcopolo Viale montados en chasis Mercedes Benz O-500U; a estos se sumaba el Marcopolo Gran Viale en chasis Scania L94UA, el cual resaltaba por lo llamativo de su pintura, interior y extensión.[13] Esta manera de cobrar el pasaje fue una de las primeras falencias que buscaba mejorar el plan Transantiago, pues la exposición directa del dinero resultaba para muchos choferes, un riesgo a constantes asaltos.El sistema contaba con variados recorridos dentro de la ciudad los que se identificaban por un código compuesto por tres dígitos junto al origen y destino del mismo, por ejemplo 205 Cerro Navia-Lo Barnechea.No obstante, muchos eran ensamblados en plantas nacionales pertenecientes a las empresas Mercedes Benz, Metalpar, entre otras.El vocablo "la micro" hace referencia a un remoto sistema de transportes capitalino que utilizaba microgóndolas como material rodante, por los años 1920.La relación entre el transporte y los santiaguinos ha sido históricamente de amor y odio, pues con el paso de un sistema a otro siempre termina extrañándose el sistema anterior, lo que no necesariamente dice relación con la realidad.