Él mismo escribió su autobiografía, aunque solo la imprimió Manuel Serrano y Sanz en 1905.
Tras aprender latín y gramática en la cercana villa de Yeste (Albacete), a los catorce años marchó a la Universidad de Alcalá en cuyo colegio de San Eugenio completó la gramática y estudió súmulas, teniendo por maestro a Fernando de Encina.
Tres años más tarde fue con él en el séquito imperial al Concilio de Trento; pero como no terminaba de iniciarse, aprovechó para viajar a Lovaina, donde perfeccionó sus conocimientos de hebreo y griego y se informó sobre la teología protestante; estos conocimientos llamaron la atención del emperador Carlos V, quien lo tomó como consejero en teología y por esa época escribió De tratidionibus divinis et apostolicis.
Finalmente, en 1564, fue elegido arzobispo de Valencia; se preocupó entonces de evangelizar a los moriscos conversos publicando un catecismo bilingüe (tan literal, sin embargo, que resulta incomprensible, según Roque Chabás, su editor moderno en 1911)[1] en dialecto árabe valenciano para que conociesen la doctrina cristiana; su segunda edición en 1599, a instancias del arzobispo y patriarca de Antioquía Juan de Ribera, fue por ello corregida; falleció en 1566 y sus restos reposan en la catedral de Valencia.
Su obra más destacada es "De Divinis, apostolicis, atque eclesiasticis tradicionibus, deuqe autoritata ac vi carum sacrosacta adversetines seu libro decem" y otras obras suyas son "Connmentaria in Universalia Porphyrii", "Compendio de las obligaciones y votos de los caballeros de Santiago" o "Compendio para examinar la conciencia".