Se había desempeñado como consejero y secretario privado de Anastasio Bustamante, Juan Álvarez, Mariano Arista e Ignacio Comonfort.
La sociedad queretana parece haber aceptado sin demasiados problemas su nueva condición de súbdito imperial: su vida cotidiana continuó sin grandes contratiempos, lo mismo que sus distracciones.
Por la misma época, los oficiales franceses ofrecieron un sonado baile en el Casino Español, que habría de ser recordado por mucho tiempo.
En vez de consolidarse, el Imperio se volvió cada día más débil y no logró superar los numerosos problemas que afrentaban.
Cuando se anunció el retiro de las tropas francesas fue evidente para todos que los días del Emperador y el Imperio estaban contados.