Esta circunstancia y el ser su padre pintor de cámara del rey Carlos IV desde 1796[2] favoreció luego mucho a Carnicero Weber para su ingreso en la Casa Real con servicio en la Real Biblioteca privada, aunque su padre sufrió depuración por servir a José I Bonaparte durante su reinado español.
Como era zona especialmente soleada, la reina viuda doña María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, decide ocuparla por entero para sus habitaciones privadas y es trasladada la biblioteca, la antigua Librería de Cámara, llamada así precisamente por estar junto a la Cámara del Rey.
Con estas tareas empezó Carnicero bajo la dirección del entonces bibliotecario mayor, obispo electo de Tarazona y confesor real, don Rodrigo Valdés Busto, encargado de estas incidencias del traslado.
Sintiéndose postergado cuando se ausentaba el bibliotecario mayor, Miguel Salvá Munar, pues le sustituía el archivero general de Palacio Tomás Zaragoza y Sacristán, transmite su contrariedad y desde 1850 le sustituye oficialmente en sus ausencias.
Cesó en 1873 -se conserva un borrador suyo de la plantilla de la Real Biblioteca en abril[6]- y se cree que murió no muchos años después, permaneciendo soltero.
Hombre minucioso en su quehacer, hay casi 1.300 documentos que atestiguan su paso por la Real Biblioteca, conservados en el archivo de la misma.