Por fin, en septiembre de 1843 es oficial de 1.ª y, dado su buen hacer, es destinado a Madrid, al Palacio Real, en 1849.
En marzo de ese año, el 27, es nombrado archivero de la Real Casa y Patrimonio para organizarlo, bajo las órdenes del Secretario de Cámara, por jubilarse el anterior archivero, Vicente Cabezón.
En esos años mantiene muy buena relación con el bibliotecario mayor, Miguel Salvá Munar, futuro obispo de Mallorca, hasta el punto de sustituirle cuando en verano se ausentaba, aunque a partir de 1850 le sustituirá el bibliotecario segundo, Manuel Carnicero Weber, como era lo preceptivo,[2] por lo que temporalmente fue director de la Real Biblioteca.
[4] Los años cincuenta siguen en ascenso para él y en 1857, el 12 de marzo, es Jefe de la Sección del Real Patrimonio en la Intendencia General, ganando 20000 reales.
En octubre de 1868, tras la revolución llamada La Gloriosa que derroca a Isabel II, se le confirma, ganando 1200 escudos pero en abril de 1869 cesa, sustituyéndole Ildefonso Puertas, tras 35 años de servicio a la Casa Real y Patrimonio.