Continuó componiendo óperas bufas para el mismo teatro, destacando por su éxito L'abbate Taccarella y, especialmente, Il diavolo condannato a prender moglie.
[2] En 1828 abandona el conservatorio de Nápoles y recorre Italia, esperando estrenar sus nuevas óperas, que ahora serán del género semiserio.
Su gran triunfo llega por fin en 1831, al estrenar en La Scala de Milán Chiara di Rosemberg, que resultó muy popular en toda Italia.
Obtuvo importantes éxitos con Il nuovo Figaro (Parma, 1832), Eran due, or son tre (Turín, 1834), Chi dura vince (Roma, 1834) y, especialmente, Un'avventura di Scaramuccia (Milán, 1834), que le hicieron famoso en toda Europa[2].
[4] De regreso a Trieste, se casa en 1849 con Ludmila, aunque manteniendo al mismo tiempo la relación con Franziska.
Pero poco después del estreno, su salud colapsa, y presa de la melancolía, es acompañado por su hermano Federico a un sanatorio mental en Praga[5].