Los siete infantes de Lara

Más adelante Gonzalo González es visto por Doña Lambra mientras se baña en paños menores, suceso que Doña Lambra, al considerarlo como una provocación sexual a propósito, interpreta como una grave ofensa.Doña Lambra, aprovechando este lance para vengar la muerte de su primo Álvar Sánchez, que no ha sido satisfecha aún, responde con otra afrenta al ordenar a su criado arrojar y manchar a Gonzalo González con un pepino relleno de sangre, ante la risa burlesca de sus hermanos.Por ello, su marido Ruy Velázquez urde un plan por el que Gonzalo Gustioz, señor del enclave de Salas, es enviado a Almanzor con una carta cuyo contenido indica que sea matado el portador de la misiva.Almanzor se apiada de Gonzalo Gustioz y se limita a retenerlo preso, pues considera excesivo el sufrimiento de su cautivo, que es aliviado por una hermana del propio Almanzor.Gonzalo Gustioz ve aquí una posible vía para vengarse de Ruy Velázquez, así que toma un anillo y lo rompe en dos pedazos, dándole una parte a ella y quedándose él con la otra mitad.Mudarra recibe este medio anillo como herencia, siendo posteriormente reconocido por su padre Gonzalo al juntar las dos partes y ver que encajan perfectamente.[6]​ Según Ramón Menéndez Pidal el poema tuvo diversas versiones, algunas muy posteriores a la original.Como elementos poéticos incluye a la infanta mora y el vengador Mudarra.
Portaleyo de Gonzalo de Berceo en el Monasterio de San Millán de Suso , con los que pasan por ser los sarcófagos de los siete infantes de Lara de la leyenda.
Almanzor muestra las cabezas de los siete infantes a su padre Gonzalo Gustioz . Grabado de Otto Venius , del siglo XVII.
Romance manuscrito de los siete infantes de Lara. Biblioteca Nacional de la República Argentina