Linfoma no hodgkiniano

El término incluye muchas formas diferentes de linfomas, cada uno con sus propias características en cuanto a epidemiología, etiología, clínica, inmunogenética y respuesta terapéutica.

La mayoría de los casos empiezan con una infiltración en un ganglio linfático (nodal), pero subtipos específicos pueden estar restringidos a la piel, el cerebro, el bazo, el corazón, el riñón u otros órganos (extranodal).

Inicialmente, el LNH puede no causar dolor y aparecer silenciosamente, provocando síntomas progresivos, dependiendo de su localización.

En muchos casos, sobre todo cuando la proliferación del tejido linfático se produce en órganos internos, suele descubrirse accidentalmente al realizar estudios con otros fines diagnósticos.

Esta enfermedad ha pasado de ser relativamente rara a ser el quinto cáncer más frecuente en los Estados Unidos.

En algunos casos el trasplante de médula ósea, las terapias biológicas o la cirugía pueden ser opciones.

Para linfomas indolentes, se puede esperar a empezar un tratamiento hasta que la enfermedad presente síntomas.

La radioterapia para el LNH se realiza con un equipo que dirige los rayos de alta intensidad a un área específica del cuerpo.

La radio-inmunoterapia es una combinación de agentes inmunitarios (como rituximab) con isótopos radioactivos, y ofrece algunos beneficios al tratar tumores en forma localizada a nivel molecular.

En algunas ocasiones, los pacientes reciben quimioterapia o radioterapia para matar células cancerosas no detectadas que pueden estar presentes en el sistema nervioso central (SNC).

El LNH puede superar la barrera hematoencefálica e infiltrarse en el SNC, incluso tempranamente, desde donde puede desencadenar diversos síntomas iniciales, tales como cefaleas, afasia o dolores en las extremidades (mialgia, etc), y causar finalmente la muerte del enfermo.

Si el LNH se infiltra en el SNC entonces la quimioterapia u otras terapias que se estuviesen aplicando a nivel sistémico en general pueden no ser específicas ni tener efectividad para tratar el espacio del SNC (debido a la barrera hematoencefálica) por lo que las células cancerosas infiltradas al SNC no se ven afectadas por la terapia sistémica, y pueden continuar su propagación descontrolada.

En consecuencia, la única forma de tratar el espacio del SNC contra el cáncer es aplicar local y directamente en el interior de este espacio una quimioterapia o radioterapia específica, aparte del tratamiento sistémico, que se califica "profiláctica" si se realiza con carácter preventivo, dado que la infiltración del SNC puede llegar a ser incurable si se trata demasiado tarde (por ejemplo, inyección de medicamentos anticancerosos directamente en el líquido cerebroespinal mediante punción lumbar).

Hasta que la médula ósea trasplantada empiece a producir suficientes células sanguíneas blancas, los pacientes deben estar protegidos cuidadosamente de las infecciones para evitarlas.

La terapia biológica (también llamada inmunoterapia) es una forma de tratamiento que utiliza el sistema inmunitario del cuerpo, directa o indirectamente, para luchar contra el cáncer o para disminuir los efectos colaterales que algunos tratamientos contra el cáncer pueden producir.

A algunas personas con cáncer les resulta penoso ingerir una dieta equilibrada porque pierden el apetito.

Además, los efectos secundarios del tratamiento, tales como náuseas, vómitos y dolores bucales, pueden dificultar la ingesta.

Los médicos, enfermeros y dietistas pueden dar consejo de cómo tomar suficientes calorías y proteínas durante el tratamiento contra el cáncer; también pueden facilitar folletos que contienen recomendaciones útiles al respecto.

El médico que esté más familiarizado con la situación del paciente está en la mejor posición para ayudar a interpretar las estadísticas y comentar el pronóstico de esa persona.

Cuando los médicos hablan acerca de la supervivencia al cáncer, pueden utilizar la expresión remisión con preferencia a cura.