Más tarde fue reforzado y ampliado por el emperador romano Trajano, tras la anexión del reino de los nabateos en el año 106, lo que llevó la nueva frontera del Imperio unos 350 km más al sur, hasta la costa del mar Rojo.Esta línea defensiva fronteriza fue erigida con un doble objetivo: defender las fértiles tierras recién conquistadas del vecino Imperio parto y controlar las migraciones (no siempre pacíficas) de los nómadas arábigos hacia el norte y por ende dentro del Imperio, protegiendo así las rutas comerciales del bandidaje.Para facilitar este comercio y la comunicación interior de la nueva provincia, fue construida entre los años 111 y 114 una nueva calzada, la Vía Trajana Nova, que unía la frontera siria con Aila y que se hallaba flanqueada por numerosos fortines del limes.Otros puntos fortificados al oeste del limes se hallaban en las cercanías de Masada y en Beerseba.Ya en época bizantina, Justiniano I reforzó el viejo limes, si bien las tropas que lo guarnecían acabaron siendo retiradas gradualmente en la primera mitad del siglo VI, ante la necesidad de contingentes necesarios en las sucesivas guerras que libró Bizancio contra el Imperio sasánida, y sustituidas por contingentes de árabes foederati, principalmente gasánidas.