[1] Sus rocas negras, empleadas en la construcción desde hace siglos, confieren a toda la región una gran originalidad.
[3] El monarca sasánida Cosroes II invadió Siria en 611, conquistando Jerusalén en 614 y Egipto en 619.
Sólo en 628 logró el emperador Heraclio derrotar a los persas y restablecer la antigua frontera entre ambos imperios.
No está claro si contaba con una guarnición militar bizantina, pero parece haber ofrecido poca resistencia a los invasores árabes.
Los selyúcidas gobernaron la ciudad desde finales del siglo XI, restablecieron su prosperidad y la protegieron de los cruzados.
Nur al-Din fortificó el teatro romano y lo convirtió en una auténtica ciudadela, que no fue conquistada hasta la llegada de los mongoles.