Liborio de Ramery
[2] Sus padres tuvieron que emigrar a Hendaya durante la primera guerra carlista, poco después de nacer Liborio, y en esta villa francesa pasó sus primeros años.[5] Cesó en el cargo de Fiscal del Tribunal de Cuentas de Filipinas cuando se suprimió el mismo, constando oficialmente que no obtuvo nunca licencias temporales, que ningún día dejó de asistir a la oficina y que ni tiene suspensiones, prevenciones, correcciones, amonestaciones, apercibimientos y multas que se le hayan impuesto por autoridad competente.[8] Suprimido el Tribunal de Cuentas de Filipinas le propusieron el capitán general y las autoridades superiores para un importantísimo cargo que no aceptó por modestia y desinterés, solicitando en cambio permiso, que al fin le fue concedido para poderse dedicar á su profesión de abogado.[9] En las islas Filipinas fueron sus mejores relaciones las Órdenes Religiosas y muy especialmente los Jesuitas, con quienes pasaba sus mejores ratos de ocio, poseyendo estrechísima amistad con los padres Colina, Cuevas y Beltrán.[9] Debido a su rectitud y desinterés, a pesar de tener derecho a ello, no quiso cobrar retiro, no obstante sus años de servicios ordinarios y extraordinarios en Ultramar y enfermedad contraída en el ejercicio de su cargo, porque creía que en estricta conciencia no le correspondían los derechos pasivos.[12] Liborio Ramery renunció a cuantas condecoraciones y honores para que fue propuesto, pero en cambio, lo que le agradaba en extremo y con justicia sobrada, aparte de ser de la V.[12] Colaboró en diferentes revistas y periódicos, dedicándose a los estudios histórico-sociológicos, hacia los cuales sentía verdadera predilección.Escribía sin pretensión alguna, de una manera sencilla y clarísima, sin vanas retóricas.[17] En el Parlamento ayudó a Nocedal en sus trabajos, firmando cuantos proyectos de ley, proposiciones y enmiendas presentó.[18] Mientras desempeñó aquel cargo trabajó asiduamente por el bien de su distrito, interesándose por todos los asuntos que podían afectarle, y ayudando a sus autoridades y habitantes en cuantas reclamaciones tuvieron que hacer en Madrid en las altas esferas del Gobierno.