Esta advocación mariana se originó en una tradición del siglo XIII, que nos cuenta que la Santa Casa donde nació la Virgen María -en donde recibió el Anuncio de la Encarnación del Hijo de Dios, y en donde vivió con Jesús y san José-, fue trasladada en el año 1291 desde Nazaret a Tarseto (en Dalmacia, Croacia), para ser protegida y resguardada de todo peligro, puesto que Palestina había sido conquistada por los mamelucos.
Los muros de la basílica con los años se fueron llenando de títulos y advocaciones a la Virgen, lo que dio lugar a las "Letanías Lauretanas", que comenzaron a rezarse por primera vez allí y que fueron aprobadas por el papa Clemente VIII en 1601.
En 1921 se destruyó la estatua original en un incendio y otra similar fue colocada en el lugar.
Sí, piadosa Virgen, acoge nuestros ruegos con la dulzura y la piedad que Dios ha puesto en tu corazón.
A tu amparo y protección, madre de Dios acudimos.