Las criadas (Les Bonnes) es una obra de teatro del dramaturgo francés Jean Genet, estrenada en París el 1947.
La obra describe el submundo de las sirvientas, del subproletariado al que le estaría vedada la redención, en cierto modo un submundo que guardaría paralelismos con el del propio Genet.
Genet la escribió cuando aun permanecía en la cárcel, podía perfectamente identificarse con los siervos, los dominados, con aquellos condenados a sobrevivir en la miseria sin poder esperar más glorioso destino que el de, rebelándose, la cárcel o la guillotina.
El crimen conmocionó a Francia y también dejó entrever la situación del servicio doméstico.
Lo aparentemente absurdo del crimen dio lugar a muy diversas justificaciones, llegándose a decir que aquellas que escogían el oficio de sirvientas lo hacían movidas por algún tipo de atraso mental o afectivo.
Supongo que debe de existir un sindicato del servicio doméstico.
Al igual que sus distintos aspectos servir de base para los más diversos debates.
El espectador, cuando se levanta el telón, asiste inadvertido a la escenificación que las dos criadas hacen de su relación con su señora, una en el papel de señora y la otra interpretando a la primera.
En esta atmósfera de sumisión, el crimen pasa de ser censurable a heroico, y el castigo ante el mismo una redención admirable; así, sus actrices no deben mostrase bellas, deben ir adquiriendo esa belleza hasta el último segundo,[10] aquel en el que Solagne espera firme en el escenario la llegada de los gendarmes, con las manos cruzadas simulando estar esposada.
En esos mismos momentos, la señora pasa la noche bebiendo champán junto a su amante.
Describe cómo debería ser el decorado de reprentarse en Francia u otros países, especificando que la cama debe ser auténtica, las flores naturales y los vestidos extravagantes sin que se deban remitir a ninguna moda, pudiendo ser modificados y transformados monstruosamente por las criadas.
Hecho esto, deben desaparecer y reaparecer en seguida, según el orden asignado».