A partir de ese momento Lanvin fue reconocida por sus diseños ultrafemeninos, de inspiración grecorromana, con un gran predominio del color, destacando el azul Lanvin, el rosa Polignac y el verde Velasquez .
A pesar de su amor por los colores, Jeanne se aficionó particularmente al negro, que consideraba como color representante del “chic ultime” y que ella usó durante toda su vida.
En esa fecha fue cuando Jeanne comenzó a colaborar con el arquitecto y decorador francés Armand-Albert Rateau, encargado del diseño interior de su mansión en el 16, rue Barber-de-Jouy, así como de sus boutiques.
Tras la muerte de Jeanne en 1946, numerosos diseñadores continuaron desarrollando durante años artículos de moda para la casa Lanvin, Giorgio Armani (1989) y Claude Montana (1990) entre otros.
Maryll Lanvin fue el último miembro de la familia en diseñar para la casa hasta el año 1989.