Es controvertido el uso del término "indígenas", puesto que no se conoce el origen de algunas de estas lenguas y otras son indoeuropeas, pero delimita el grupo de lenguas tratado frente al fenicio, al griego y naturalmente frente al latín.Muy probablemente, la mayoría de las lenguas paleohispánicas desaparecieron sin dejar rastro, pero de algunas se han conservado inscripciones en escrituras paleohispánicas y en alfabeto latino que se datan como mínimo desde el siglo V a. C. , quizás desde el siglo VII a. C., hasta finales del siglo I a. C. o principios del siglo I a. C. Estas lenguas se denominan lenguas en ruinas o residuales (en alemán Restsprachen o Trümmersprachen) como el etrusco, el paleosardo, el ligur y el rético entre otras.Las lenguas paleohispánicas de las que se conocen textos escritos son: Otras sólo se conocen a través de topónimos, antropónimos y teónimos conocidos a través de las fuentes griegas y romanas o de inscripciones en lengua latina: Los datos de diversidad lingüística de otras regiones del planeta antes de la formación de Estados centralizados como la antigua Italia o antigua Grecia, que están algo mejor documentados que la península ibérica en época antigua, muestran para estas regiones una diversidad lingüística elevada.[3] Si el grado de diversidad lingüística en la península ibérica hubiera sido similar al de Italia, cabría esperar entre 30 y 45 lenguas en toda la Península.Por esa razón podría preguntarse hasta qué punto las diferentes variedades de íbero eran mutuamente inteligibles, cuántas lenguas célticas pudieron coexistir o si las inscripciones solo representan una pequeña parte de la variedad lingüística realmente existente.
Las lenguas paleohispánicas de acuerdo con los límites inferidos de los hallazgos de inscripciones.