Cuando tenía doce años, su protector, el emperador Maximiliano I del Sacro Romano Imperio lo nombró uno de sus pajes.En 1525 devino médico personal del obispo de Agen, en Francia, y llevó una vida absolutamente consagrada al estudio, con tiempo para formar a algunos importantes discípulos, como el helenista Robert Constantin.En esa misma Época publicó sus principales libros, que suscitaron polémicas y críticas.[1] Es una invectiva vigorosa que muestra, como en todos sus escritos sucesivos, un sorprendente dominio del latín y una retórica brillante.Estos discursos vinieron acompañados de una prodigiosa cantidad de versos latinos que aparecieron sucesivamente en 1533, 1534, 1539, 1546 y 1547; sobre estos, un crítico amigo, Mark Pattison, se sintió obligado a aprobar el juicio de Pierre Daniel Huet, que dijo "por sus poesías brutas e informes Scaliger ha deshonrado el Parnaso"; sin embargo, las numerosas ediciones de estos textos demuestran su éxito entre los contemporáneos.Con muchas paradojas y múltiple crítica literaria y desprecio a sus contemporáneos, en especial a Étienne Dolet, se contiene en estos libros una crítica fundada en la Poética de Aristóteles, imperator noster; omnium bonarum artium dictator perpetuus,[3] de forma que llegó a ser un tratado muy influyente en la historia de la crítica literaria.En efecto era quizás el mayor naturalista del Quinientos, con todos los límites que le dio su época.Era un dogmático y aristotélico en metafísica e historia natural, así como fanático de Galeno en medicina.