El mismo Pezuela informaría al virrey del Perú en una comunicación interceptada por los patriotas que «Los gauchos nos hacen casi con impunidad una guerra lenta pero fatigosa y perjudicial.
[3] Juana, humildemente vestida, se trasladaba a caballo espiando recursos y movimientos del enemigo.
Pezuela, conociendo la actividad de Juana Moro, resolvió castigarla con la muerte para lo cual ordenó encerrarla en su casa y tapiar las aberturas.
Años después de finalizada la guerra y consolidada la independencia argentina continuó desempeñando un papel destacado en la sociedad salteña.
En su honor Giménez y Canqui Chazarreta escribieron la zamba La Juana Moro, que dice en dos de sus estrofas: