Josué 6
[7] Fragmentos que contienen partes de este capítulo en hebreo fueron encontrados entre los Rollos del Mar Muerto incluyendo 4Q47 (4QJosha; 200-100 AEC) con los versículos 5-10 existentes.[8][9][10] [11] Los manuscritos antiguos existentes de una traducción al griego koiné conocida como la Septuaginta (originalmente se hizo en los últimos siglos AEC) incluyen el Codex Vaticanus (B;Este aspecto se subraya en el caso de Jericó: aunque la ciudad estaba completamente cerrada (v.1), el Señor declara a Josué: «Pongo en tus manos Jericó» (v.Las instrucciones para conquistar la ciudad no siguen una lógica militar, sino que resaltan el protagonismo divino.Aunque estas disposiciones puedan parecer crueles para nuestra mentalidad, deben entenderse en su contexto histórico y como parte del desarrollo gradual de la revelación divina.Por un lado, reflejan prácticas comunes en la antigüedad; por otro, al exigir la destrucción del botín, disuaden guerras motivadas por codicia.[33] La maldición de Josué a Jericó en este Versículo tendrá un sombrío eco en 1 Reyes 16:34.Está narrado en lenguaje teológico, con el que se enseña que el éxito en ese primer asedio realizado por Israel en la tierra prometida fue consecuencia de su obediencia a los designios de Dios.El asalto a la ciudad, que según se indica al principio del relato resultaba difícil ya que estaba bien fortificada (cfr 6,1), se consiguió por unos medios muy distintos a los convencionales.La fe en Dios manifestada en la obediencia rendida a las órdenes de Josué, su mediador, fue suficiente para que los obstáculos se desvanecieran por sí mismos.