Joaquín Aranda

Bajo las órdenes del general Antonio Lizárraga, tomó parte en la expedición aragonesa, combatiendo en Montejurra, Somorrostro y Abárzuza.

Realizó otras hazañas bélicas, logrando otra vez en Caserras salvar la infantería, y se retiró cuando se quedó sin municiones y sin la mayor parte de sus hombres, siendo entonces ascendido a teniente coronel.

[1]​ Combatió en Cataluña, después en Navarra y, en noviembre de 1875, envuelto por cuatro columnas, vadeando el Segre, extenuados por el hambre, la fatiga y el frío, sin fuerzas para caminar, capituló con su tropa y fueron conducidos a Seo de Urgel, donde se negó a reconocer al rey Alfonso XII, renunciando asimismo a que le fuese reconocida su graduación en el Ejército.

Postrado en cama por habérsele abierto varias heridas, le sorprendió, en Zaragoza, la conclusión de la guerra.

[1]​ Con la llegada de la paz, abandonaría la espada y cogería la pluma, para poder seguir defendiendo sus ideales.