Jardín islámico

Parte intrínseca de la cultura islámica, el jardín ha estado bien representado en la pintura y en las miniaturas.

Una de estas variaciones incluía cuadrantes a un nivel inferior con árboles, quedando a la altura de los paseantes; mientras que otra alternativa era un patio en la intersección central con albercas construidas, o bien en el patio, o bien alrededor del mismo.

Mientras que los jardines de tipo chahar bagh son los más identificables, en realidad fueron escasos, debido probablemente a su elevado costo o a su nexo con las clases altas, quienes tenían la capacidad de asegurar su mantenimiento.

En todos los casos, el jardín se adapta a los desniveles del terreno para producir áreas sombreadas y recintos protegidos.

[8]​ Las piscinas reflectantes estaban ubicadas estrategicamente para reflejar la silueta de los edificios, interconectando las estancias interiores y exteriores.

A diferencia de las piscinas que manifiestan tranquilidad, esta estructuras demuestran el movimiento del agua.

Las norias, de tracción animal o humana, traen el agua a los estanques (aljibes).

[12]​ En la Alhambra, un acueducto de 10 kilómetros trae el agua a las cisternas superiores desde un represa en la cercana Sierra Nevada.

Bloqueados sucesivamente por una simple piedra, permiten el riego a cada nivel del jardín.

Este papel funcional se combina con los valores simbólicos y religiosos: el Corán, en efecto, impone ciertas abluciones antes de la oración.

Los textos históricos tienden a enfocarse en la experiencia sensorial, más que en los detalles de la agricultura.

[1]​ Según la literatura médico-botánica, muchas plantas del jardín islámico producen aromas terapéuticos y eróticos.

El científico musulmán al-Ghazzi, que creía en los poderes sanadores de la naturaleza, experimentó con planes medicionales y escribió extensamente en plantas aromáticas.

[15]​ Un retiro ajardinado era a menudo una prescripción «real» para el tratamiento de cefaleas y fiebres.

Al paciente se le prescribía «permanecer en zonas frescas, rodeadas de plantas que den frescor como el sándalo y alcanforero».

[17]​ La realeza también buscaban plantas exóticas como símbolo de estatus social, para significar el poder y la riqueza del país.

Permite tanto al paseante admirar el jardín como protegerse del sol.

Se repiten también a menor escala en otros jardines realizados mediante grupos de alicatados o azulejos, y con pavimentos geométricos.

Motivos florales decoran las paredes y el estuco con escritura cúfica,[20]​ amplía su profusión de hojas entrelazadas.

Los jardines con patios simétricamente divididos, más tarde conocidos como riad, se convertirían en elementos típicos de la arquitectura islámica occidental en el Magreb y en al-Ándalus, incluyendo algunos palacios andalusíes posteriores como la Aljafería de Zaragoza o la Alhambra.

El palacio alberga numerosos jardines con fuentes, pabellones con grandes vistas panorámicas y plantas de raíces poco profundas.

La tumba de Humayun (1565) en Delhi , India , muestra un diseño dividido en cuatro cuadrantes.
Cálices en caída de flores de daturas . Málaga , España, jardín de la Catedral de la Anunciación .
Arcada equipada con una Mashrabiya , Alhambra de Granada , España.
Canal de agua frente al Taj Mahal (1632).
El patio de los Leones de la Alhambra de Granada alberga una fuente con leones que manan agua (siglo XIV ).
Gulistán (1258) es un manuscrito clásico persa donde se muestra el crecimiento de una flor en un jardín.
Superposiciones de alicatados y de estucos con inscripciones; la Alhambra de Granada , España .
El Generalife de Granada es uno de los mejores ejemplos de jardín andalusí que se conservan actualmente.