El jabalí compensa su mala vista con un importante desarrollo del olfato, que le permite detectar alimento, como trufas, bellotas, setas, caracoles, vegetales y animales bajo tierra,[4] o incluso enemigos a más de 100 metros de distancia.El cambio de pelo tiene lugar hacia mayo o junio, aunque la hembra con crías muda más tarde.La jabalina (hembra del jabalí) dominante es la de mayor edad y tamaño.Los jóvenes machos de un año, llamados bermejos, viven en la periferia del grupo.El jabalí durante el día es normalmente sedentario, pero durante la noche puede recorrer distancias considerables, entre 2 y 14 km, normalmente al paso cruzado o al trote ligero (J. Reichholf, 1995), mientras que en las huidas puede practicar un vivo galope, que sin embargo solo puede mantener durante un corto período.En cuanto encuentra una piara,[nota 1] comienza expulsando a los jóvenes del año anterior.En caso necesario, lucha contra sus rivales para conquistar a las jabalinas, las cuales son generalmente dos o tres, y en ocasiones hasta ocho.Así aseguran su regulación térmica, en cuanto que el jabalí no suda al tener las glándulas sudoríparas atrofiadas.[8] El jabalí fue introducido en diversos países americanos como Perú, Chile, Bolivia, México, Uruguay, Argentina y Paraguay.Asimismo, fue introducido más recientemente en todo el sur de América latina y desde 2011 ha alcanzado partes del centro-oeste y sudeste de Brasil (originarios del vecino Uruguay desde 2007).Esto causó un enorme impacto en los ecosistemas autóctonos, acabando con especies no preparadas para competir con el jabalí y provocando así una superpoblación al carecer de depredadores naturales.Los métodos que se utilizan para controlar las poblaciones de jabalí en la Argentina son muchos.