La manera en que se practica actualmente tiene su origen en la segunda mitad del siglo XIX.
Para lanzar el animal hacia los puestos se atacaba el encame con perros sabuesos y se seguía la persecución por parte de cazadores tanto a pie como a caballo para intentar, junto con sabuesos, alanos y lebreles, atrapar la pieza de caza.
Durante la Edad Media, en España este tipo de montería se realizaba sobre todo para la caza del oso y el jabalí, mientras que, por ejemplo, en Francia tenía una mayor importancia la caza del ciervo.
La tradición cinegética en España se extendió a lo largo de los siglo siendo una actividad muy frecuente entre la aristocracia española.
[1] Hoy en día existen principalmente dos tipos de montería en la península ibérica, la que se lleva a cabo en el extremo norte (principalmente en la mitad norte de Galicia, Asturias y Cantabria), que como veremos responde genuinamente casi punto por punto a la montería peninsular más tradicional, y la montería “a la española”, que es la derivación de la montería peninsular en Portugal y centro y sur de España, guardando esta ya muy poco parecido con la original.
Tal y como se hacía durante la Baja Edad Media, en el norte-noroeste de España se caza el jabalí en la modalidad denominada “Caza del jabalí a traílla”.
En esta modalidad de caza alcanzan un protagonismo total los perros sabuesos y sus conductores, los monteros.
Para corroborar que el jabalí se encuentra en una determinada espesura, el montero y su sabueso, después de dar entrada al rastro del jabalí en la misma, procede a rodearla para ver si el jabalí salió de la misma continuando su camino o bien permanece en ella descansando.
Es en ese momento cuando se sueltan unos cuantos sabuesos (normalmente entre dos y diez) sobre el rastro de entrada del jabalí en la espesura.
En numerosas ocasiones los sabuesos han de perseguir durante mucho tiempo al jabalí hasta que éste rompa en algún punto donde está situado un cazador.
Felipe IV (año 1634), el auténtico significado de la palabra montero es el que se ha conservado en el extremo norte de España: “…saben concertar un jabalí; y después de concertado saben según su instinto natural por donde ha de salir para matarlo a la noche, y saben que hace el jabalí ballesteado, para poderlo así matar en las aguas, como en los panes, y en las demás partes que hallare de comer: saben también matar los venados, gamos y corzos desde las atalayas, hacer batidas para lobos y conocer los pasos de los jabalíes, en dando vuelta a la tierra por las causas que hay para ello.
Según su particular ubicación en la mancha, las armadas reciben diversos nombres (cuerda es la más alta; sopié la más baja; traviesa la que atraviesa o se encuentra generalmente en medio de la mancha).